Colibrí de muerte

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Los días más brillantes
mis ojos al fulminar,
de las moléculas de segundo,
los golpes que daba al viento
el correr del tiempo.

Las brisas y tempestades,
en mis brazos los días,
los azares, las noches.

Entre más dormía las estrellas
más vivían, entre los rayos de luz
qué sofocaban mi pecho,
que ahorcaban mi cuello.

Lo que admiré como hombre fue
el día, la noche,
pero siempre adoré la caída
monumental de las millares
estrellas que los días pudrían
en los años,
en el correr del tiempo.

Fui un roedor
entre falsos amoríos,
los viento más fúnebres
golpeaban mi soledad,
mientras que mi interior
en una rigidez,
pedía libertad.

Antes de ser cobarde,
antes de mentir,
amé como tu mirada
era sólida,
qué aún los menores rastros
de mi débil amor
resistías con fuerza,
con pragmatica frivolidad.



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