8. Agua roja

5 0 0
                                    

Las pisadas eran cada vez más cercanas hacia la posición de Luana, pero ella no le dio demasiada importancia.

Hasta que un profundo dolor se instaló en la parte trasera de su cabeza, un dolor tan fuerte que la hizo desestabilizarse y caer al suelo, pero en su agonía cayó al agua.

Su cuerpo no reaccionaba y su mirada se desvanecía cada vez más, el agua se tiño de rojo, mientras tanto un hombre encapuchado vestido de negro observaba aquel atroz acto, que había cometido tan solo con un tubo de metal, pero segundos después que aquella chica callera al agua la puerta hizo un ruido como si alguien hubiera entrado y el hombre se fue.

Elián entraba en su traje de baño para relajarse en las piletas, Luana lo había dejado plantado y eso no se lo podía permitir, el hablaría seriamente con ella la próxima vez que la vería.

Luego de dejar sus pertenencias en los vestidores se dirigió al agua, pero con cada paso que daba, se daba cuenta que algo andaba muy mal y fue ahí cuando la vio.

Sin dudarlo se lanzó al agua a rescatarla, en cuanto la saco comenzó a presionarle el pecho. Luana no estaba respirando, entonces unió sus bocas. Si bien no era la forma en la que él quería besarla, tenía que hacerlo o la perdería.

Ella tosió. Pero no abrió los ojos, se acercó a su pecho a ver si su corazón latía y luego a su boca para ver si respiraba, ellos estaban muy juntos y Luana no sabía nada.

Una expresión de alivio se depositó en su cara, pero luego noto la herida de la cabeza de la chica, eso era grabe, tenía que llevarla a la enfermería lo antes posible.

Cy entro por la puerta, cuando Elián estaba sacando a Luana en brazos. Para Cy no era la primera vez que lo veía con Lua en brazos, pero lo que le llamaba la atención era cómo estaba Luana y el Hilo de sangre que caía al piso de la cabeza de la chica.

-Abrime la puerta Cy hay que llevarla a la enfermería- un alterado Elián pronuncio aquellas palabras.

-No, no, llevémosla al hospital- Cy dijo abriéndole la puerta.

- Bien, avísale a mi madre, decile que estamos en camino. También decile que no le diga a mi padre- dijo Elián mientras acostaba a Luana en el auto de Cy-

- Dale, conduci vos- dijo Cy lanzándole las llaves, el sabia que Elián conducía muy bien a altas velocidades.

En cuestión de minutos llegaron los tres al gran hospital de Santa Elena, uno de los mejores hospitales para depredadores de la región. Un grupo de doctores ya estaban esperando afuera del hospital. La influencia de la madre de Elian, Victoria, era muy importante, gracias a su pasado, la familia de Elián donaba grandes cantidades de dinero al año.

Los doctores subieron a Luana a una camilla y comenzaron a hacerle pruebas a sus signos vitales. Y rápidamente la llevaron a quirófano.

Un Elián preocupado y desesperado acompañado de su madre y su mejor amigo esperaban alguna noticia de Luana.

Según la madre, las personas que estaban tratando a Lua eran de extrema confianza. Ella logro que no se divulgara ni una palabra de que una presa había sido atendida por ese prestigiado hospital.

Luego de horas de espera, un doctor cubierto de sangre salió de esas puertas que horas atrás había pasado Luana.

-Señora Victoria, tengo noticias buenas y malas, cual quieren primero- dijo con confianza el doctor.

-La mala- Elián contesto preocupado.

- Bueno, la chica perdió muchísima sangre y sus pulmones tenían líquidos, tuvimos que inducirle un coma para estabilizarla, su cerebro está demasiado inflamado- se lo quedaron mirando con la esperanza de que no continuara más- lo bueno no tiene que ver con su salud- dijo mirando a Victoria- nadie en el hospital sabe quién es ella, pero pronto las personas van a preguntar, podemos dejarla en intensiva, pocas personas podrán entrar y salir, pero solo hasta que despierte, luego tendrá que irse-

- ¿La podemos ver? - esta vez fue Cy quien hablo al ver que su amigo no pronunciaba palabra.

-Claro, pueden pasar de a uno, está en la habitación 513 piso 4, buenas tardes- se dio la vuelta y se fue.

Mientras tanto ellos se dirigieron a verla, era obvio que el primeo en entrar iba a ser Elián. Pero en cuanto cruzo esa puerta deseo jamás haberla cruzado.

Una Luana muy pálida con un tuvo que salía de su boca y una máquina que producía el sonido de sus latidos, se encontraba acosta en una camilla con sábanas blancas.

Elián se adentró un poco más en la habitación, a pasos lentos iba observando cada centímetro de la chica.

Sus pensamientos eran muy confusos, no sabía con exactitud lo que sentía por ella, solo sabía que su corazón se estrujo cuando la vio así tan débil en esa cama, él no volvería a permitir que nada más le pase.

Se acercó más a ella y con una mano agarro la mano de Luana, que estaba muy fría, y con la otra acaricio su rostro con tanta pena en su interior.

Se prometió a si mismo encontrar a aquella persona que había intentado matar a Lua y lo haría sufrir, pondría en práctica todas aquellas cosas que sabía sobre tortura.

La sed de venganza recorría sus venas. Aunque tenía que pensar en frío, esa chica lo descontrolaba. Una presa le hacía sentir lo que miles de depredadoras no lograron en años ¿Cómo iba a encontrar al culpable? Seguramente Luana no se acordaba de nada.

DepredadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora