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Narra Nathan:

10:30 a.m.

Despues de lo ocurrido en la mañana Abril no quiso salir de la habitación, dí un largo suspiro y toqué a la puerta por decimosexta vez.

¿Puedes salir ya de una maldita vez? -dije en un tono ronco notandose total seriedad-
¡No! ¡que te den maldito monstruo! -dijo con alteración para luego volver escucharse un leve sollozo-
¡O sales o juro que la próxima vez te meto un puto dildo por el coño! -dije ya enfadado por la desobediencia de la menor-

En menos de unos 5 minutos la puerta se abrió lentamente dejando ver su inocente rostro, además de  estar llena de su lagrimas. Tomé su rostro haciendo que me mirará a los ojos mientras pasaba mi pulgar por sus mejillas pudiendo despejar esa dulce cara; se notaban sus temblores así que como impulso la abrace por la cintura.

¡A-aléjate...! -exclamo ella con debilidad ya que después de lo ocurrido aún se sentía su incomodad.-
Aúnque me alejara seguirías siendo mia legalmente, así que no hay manera de que te alejes de mi. -dije besando su cabeza-

Ella volvió a intentar alejarse mientras lagrimas no dejaban de caer por sus rosadas mejillas. Besé sus labios con dulzura, aunque fuera un beso robado logró calmarla un poco, pero igualmente se notaba su inquietud.

No tienes porque estar así -dije de nuevo en un tono ronco ademas de con una expresion inexpresiva-
No estaría así si no hubiera sido violada por un inútil.

Susurro de tal manera para que no la escuchara, suspiré, era entendible su reacción después de lo ocurrido pero aun así odiaba en la manera en que me trataba. Después de unas horas ella volvió a la habitación, yo ya le había explicado sobre lo que pasaría entre los dos, le di unas reglas, además de vários cosejos, se podía notar en su expresion que solo asentía por miedo a lo que le pudiera hacer.

Narra Abril:

12:45 p.m.

Cerré la puerta de mi habitación con cerrojo y me dispuse a jugar con unas muñecas de la habitación tal y como me dijo mi papi, claramente esto solo lo hice por miedo a lo que hiciera el. Después de todo...la manera en la que arrebato lo mas preciado de mi ser fue lo que me demostró las muchas cosas las cuales es capaz de hacer. Escuche unos paso acercase a mi habitación asi que con rapidez quité el cerrojo de la habitación y me sente en una pequeña mesa donde estaban todas las muñecas sentadas con una taza de té en la mesa.

Doña sofía debería de dejar ya a ese hombre, se le ve distante. -disimulé no quería que me llamase la atención, solo quería que pensara que estaba jugando pacíficamente con las muñecas que el me había proporcionado. Miré de reojo hacía la puerta, estába medio abierta pudiendo ver como el observaba como jugaba. Me tense bastante incomoda.

Usted no se meta señorita Estirada -dije lo mas natural posible sacando mi lengua divertidamente-

Con una enorme sonrisa dibujada en su rostro entró en la habitación apoyándose en la pared.

¿A que juegas cariño? -Dijo en un tono aún ronco-
A-a las muñecas...estabamos tomando el té...-dije temerosa mientras mi voz se quebraba-
¡Que divertido! ¿me puedo unir? -dijo acercandose a una de las sillas-
¡Es sólo para chicas! -exclamé nerviosa con la voz totalmente quebrada-
Uh...-el arqueo una ceja notandose algo de enfado en su rostro- Pues...

Un nuevo papi~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora