Capítulo 1: ¿Para qué aparentar algo que no eres?

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Mickey era de esa clase de persona que siempre sonreía, raro era el momento en el que no esbozaba una sonrisa.

La gente no lo notaba, pero Macius si.

Él no era estúpido, podía ver una sonrisa cálida formarse en su rostro pero esa calidez no llegaba a sus ojos; su sonrisa trataba de transmitir una felicidad que no sentía, y aunque nadie prestará la suficiente atención para notar aquello, Macius si lo hacía, él si notaba la profunda tristeza que envolvía aquella mirada color jade.

Mickey era un chico apuesto.
Macius estaba seguro de eso.

No sólo era su mirada del color de una gema, la que le hacia llegar a esa conclusión, también se llevaba parte del mérito su cabello; un montón de hebras rubias que caían descuidadas por parte de su frente aportándole un sutil plus a su atractivo natural.
Y con atractivo natural Macius se refería a un rostro de facciones suaves pero bien definidas.

A veces, se encontraba así mismo dudando de su condición sexual, sobre todo cuando veía a Mickey, riendo con aquella falsa alegría que quería mostrar al mundo como real.

Macius no lo soportaba, no lo comprendía, ¿Cómo es que nadie se daba cuenta?

                           
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Una mañana, Macius caminaba enfundado en el pesado abrigo que le regalo su difunta hermana.
Se sentía seguro y protegido sabiendo que parte de ella aún seguía con él, cuidándole de forma indirecta.

Al llegar a un cruce, Macius escuchó un sollozo roto y desesperanzador.

En un principio pensó que se trataba de algún animalillo herido, que asustado de los coches se había escondido en una callejuela cercana.

Pero no. Macius comprobó con grata sorpresa y tremendo horror que los sollozos no provenían de un animal, sino de una persona. Y no cualquier persona.
A unos metros de distancia, agazapado en un rincón del estrecho callejón se encontraba Mickey.
Su precioso cabello parecía haber perdido la gracia que normalmente poseía, y aunque Macius no podía ver sus ojos, sí podía vislumbrar pequeñas lágrimas brotando por el borde de sus párpados. Se acercó con cuidado. Temiendo asustarlo.

- ¿Estás bien?

- ¿Quién eres..?

- Macius. Estamos en el mismo instituto, compartimos algunas clases.

Mickey asintió débilmente. No había abierto los ojos y Macius comenzaba a exasperarse, quería verlos, necesitaba ver que transmitía esta vez su mirada.
¿Quizás dolor o tal vez impotencia? Macius no lo sabía y quería saberlo.

- ¿Por qué estás aquí?

Preguntó con la esperanza de conseguir lo que quería.

Mickey tembló un poco y se abrazó así mismo. Macius se quitó el abrigo con suavidad y se lo posó sobre los hombros para acto seguido sentarse a su lado. Mickey ladeó la cabeza sorprendido, y Macius sintió ganas de estrecharlo entre sus brazos, mas sin embargo, no lo hizo.

- Mi padre me echó de casa. -Murmuró Mickey con la voz entrecortada.

Macius deslizó el pulgar por la tersa piel de su mejilla, barriendo una lágrima solitaria.
Mickey trató de esbozar una de sus tantas sonrisas para agradecerle, pero Macius lo impidió.

- No sonrías así en mi presencia.
Mickey soltó algo similar a una risa y a un gemido lastimero.

- ¿Por qué no?

- Porque no es real. No eres feliz, no pareces serlo. ¿Para que aparentar algo que no eres?

Mickey se quedó callado. El silencio cayo sobre ellos como una pesada losa. Sólo se oían sus respiraciones y el traqueteo metálico que producián los coches de la otra calle al pasar por encima de un bache. Al cabo de un rato, Macius sintió que ya había tenido suficiente. Uso la pared como apoyo para levantarse y una vez en pie, tiro de la manga del jersey de Mickey, pidiéndole silenciosamente que se levantará también.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2018 ⏰

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Mickey Y Macius ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora