Nuevo entorno

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Me encuentro en una casa a la que todavía no me acostumbro, en un país extraño y lejos de mi hogar. Desde la ventana de mi habitación puedo contemplar Londres en la lejanía. El cielo, gris, amenaza con dejar caer lluvia. Este clima tan triste hace que eche de menos la playa todavía más.

Dejo la novela que estaba leyendo en el cajón de mi mesita de noche y camino hacia mi escritorio. Sobre éste se encuentran mi varita, mis viejos libros de texto, algunos ejercicios de matemáticas en una hoja cuadriculada y una carta. Ésta última, hechizada por mi padre para que muestre su contenido en castellano, es una invitación de la directora de la escuela Hogwarts de magia y hechicería, la lista de materiales y una citación el próximo viernes para tratar un par de temas importantes sobre mi educación. Ojalá no fuese necesario, pero si voy a empezar a ir a Hogwarts, el inglés me va a ser un gran problema. Además, según me ha contado mi padre tienen un sistema de casas dónde se te elige en primer año, pero a mí me van a trasladar directamente a cuarto curso...

La voz de mi padre me despierta de mi trance al llamarme para bajar a cenar. Dejo la carta otra vez sobre el escritorio y antes de bajar me miro en el espejo que cuelga de la puerta de mi armario. Llevo varias semanas sin poder casi dormir a causa del estrés y se me nota. Mi cara está más delgada que de costumbre y a pesar de que mis ojeras no destacan debido a mi piel oliva y todas las marcas de sol alrededor de mi cara, se puede ver un sutil tono morado bajo mis ojos. Dejo de mirar mi cansado rostro y bajo las escaleras para llegar al comedor. Mientras camino por nuestro pequeño salón noto que una de las ventanas está abierta, igual que la jaula de Napoleón. Supongo que papá habrá enviado una carta o le habrá dejado salir a cazar.

—¿Dónde está mamá? —pregunto mientras me siento en mi sitio.

—Trabajando. Ha llamado hace un rato, dice que no la esperemos —responde sin mirarme, agitando su varita sin decir nada. Los platos y cubiertos vuelan hasta la mesa y se colocan de manera perfecta en su lugar—. La comida ya casi está, pon las cosas que faltan.

Me levanto a por vasos y servilletas. Después saco una botella de agua de la nevera y la pongo en medio de la mesa. Vuelvo a sentarme y nos sirvo a ambos en nuestros vasos. A los pocos minutos mi padre sirve una buena porción de lentejas a cada uno y empezamos a comer tras decir "buen provecho". Como siempre con todo lo que cocina papá, la comida está deliciosa.

—¿Y cómo vamos a hablar con McGoo... McGan... McAlgo?
—McGonagall. Pues con tu madre presente, es la única de nosotros que domina el inglés.
—Ya sé que lo he dicho muchas veces, ¿pero no sería más fácil que fuese a Arellum vía polvos flu?
—Iris, ya hemos hablado sobre esto, y te recuerdo que tú aceptaste. Si en el futuro quieres vivir en la comunidad mágica, estos años en Hogwarts te serían una ventaja enorme.

Exasperada, suspiro. Sé que tiene razón y que mi educación se vería beneficiada, pero si al final vivo en la comunidad sinma daría igual y habría pasado años lejos de mis amigos sin motivo alguno. Jamás pensé que podría ser posible, mucho menos en plenas vacaciones de verano, pero voy a extrañar Arellum, mi vieja escuela. Sé que no es la mejor escuela de magia del mundo ni nada, pero sólo en dos años consiguió que me conociese muchísimo mejor de lo que pensé que ya hacía, además de que encontré a los mejores amigos del mundo...

—¿Cuándo vamos a ir a por mis libros nuevos y todo eso? —pregunto para cambiar el tema de conversación. Pensar en mis amigos duele demasiado ahora mismo.
—El sábado. Aunque tu madre no va a poder estar, ya ha pedido tener el viernes libre para poder hablar con McGonagall. Aunque probablemente tengas que pasar bastante rato sola —al ver mi reacción añade—. A mí tampoco me hace mucha gracia, pero todavía no hay avances con el banco y tendré que pasarme un par de horas en Gringotts haciendo papeleo.

Odisea entre dos mundosWhere stories live. Discover now