Capítulo 1. Lamentos (versión final)

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Sean bienvenidos a mi historia de pesadillas, mi nombre es Darikia Grey, un joven normal de cabello negro como la noche; oscuros ojos verdes y piel pálida; tengo 29 años y, en esta lluviosa noche en tinieblas en mi sombría casa del siglo XIX me dispongo a escribir en éste macabro diario, sé que es lo que me llevará a la cárcel, pero eso ya no importa, preferiría vivir preso entre reyas de por vida que seguir cargando con ésto. Tengo que deshacerme de éste peso cuanto antes y, si solo lo puedo lograr escribiendo, entonces lo haré. Sé que antes dije que era un joven normal, pero la verdad es que eso es lo que me gustaría ser. Por desgracia soy lo más cruel de éste horripilante mundo; un asesino serial perseguido por todos los estados, podría decirse que estoy bien jodido, sí, pero lo peor no es eso; ni mucho menos, lo peor de todo son los fantasmas que me atormentan robando mi felicidad poco a poco, todas las noches se presentan ante mí en forma de terribles sueños que harían que una persona normal se suicidara; por suerte soy fuerte y no he llegado a ese punto, lamentablemente siento que si sigo así ese momento no tardará en llegar, por eso antes de que suceda quiero exponer ante el mundo mis oscuros hechos.

Desde muy pequeño he llevado muchas muertes a mis espaldas, vidas de personas que ni siquiera pude conocer y que me marcarían para la eternidad...

Mi historia es un tanto especial, por lo que comenzaré desde el principio. Llevo matando y huyendo desde que tengo uso de razón, en específico, desde que tenía diez años de edad, aunque imagino que se debe al trabajo de mi padre, el cual me a inculcado desde siempre, a pesar que a mi madre no le gustaba que su hijo algún día siguiera los mismos pasos que su padre. Él era uno de los mafiosos y sicarios más famosos de Nueva York, mi padre fue quien personalmente me entrenó para ésto, pero lo que no me enseñó fue a tratar con las consecuencias de mis actos, cosa que ahora hubiera agradecido más que cualquier otra cosa.

No sé si llegará alguien a leer estas páginas algún día, aún así quiero dejar constancia de mi existencia, pues siento que sino nadie me recordará nunca. Mi historia, la de un asesino llamado Dakalia, o mejor dicho, la de un asesino preso de la muerte y perseguido por su propio yo. Para deshacerme de esta oscuridad os voy a narrar mis mayores crímenes, aquellos por los que mi padre se sentía tan orgulloso y por los que las personas me llaman Monstruo y se atemorizan con tan solo nombrarme.

Cuando era niño yo no deseaba esto, que estupidez...¿ A quién le gustaría ser un puto monstruo? A nadie le gustaría pasar por lo que yo tuve que pasar, y menos ser llamado monstruo; uno que ni siquiera puede distinguir lo que es verdad de lo que no, cuando mata de verdad y cuando tan solo lo imagina... Un alma corrompida es lo que tengo, marchita e impregnada del olor de la muerte. Soy eso que tanto he odiado ser desde hace años; una bestia sedienta de sangre y un asesino sin escrúpulos, con la sangre tan fría que incluso a desarrollado una doble personalidad.

Ponle a un asesino un trastorno de la personalidad y añádele a eso esquizofrenia ¿Qué obtienes? Así es, obtienes al peor monstruo que pueda conocer la humanidad.

Mi primera víctima fue cuando tenía diez años,, como ya he dicho antes, mi padre fue quien me enseñó y por lo tanto, quien me daba las ordenes. Esa primera experiencia jamás la olvidaría...

Fue en una lluviosa noche , la luna estaba llena y la gente corría por las calles buscando el resguardo de sus casas ante la tormenta que se avecinaba. Padre me dio una foto de una mujer de veinticuatro años; de ondas morenas cayendo sobre sus hombros, piel bronceada y ojos grisáceos. Él me dio la dirección de esa mujer, que no sospecharía de un pobre niño perdido, y así fue... Cuando me encontró bagando sin rumbo fijo y empapado en mitad de la calle, ella me preguntó que me pasaba y donde estaban mis padres, le expliqué que me sucedía, —la mentira que me había estado repitiendo mi padre todo el tiempo para esa misión— cuando se lo dije ella se ofreció a llevarme a su casa.

El hogar de ésta mujer era grande y amplio, su interior era decorado por alegres cuadros abstractos y lamparas luminosas alumbraban todo; una escalera de caracol se extendía frente a mis ojos dando a conocer que tenía una segunda planta, eso me recordó a mi casa, diseñada especialmente para mi familia, a mi derecha había una puerta que daba al salón y a mi izquierda otra que daba a la cocina.

Una vez dentro me condujo hacia la puerta de la derecha; me secó y me dio ropa limpia mientras la mía se secaba al lado de la chimenea, luego me dio una manta para calentarme con el frío y dijo que iría ha hacerme chocolate caliente. Yo miraba todos sus movimientos en silencio mientras me tapaba con la manta que me había dejado para resguardarme del frío invernal que me calaba los huesos.

Me trató como su hijo a pesar de no conocerme de nada, ella fue muy ingenua pues yo tenía una misión y era la de matarla; a día de hoy sigo sin saber porque él me pedía que asesinara esas personas, una vez traté de preguntarle y el silencio que lo que obtuve, aunque ahora ya no importa saber el porqué, lo que hice fue cruel y eso no sería perdonado. Agarré un cuchillo que se encontraba sobre la encimera de mármol de la barra americana y volví a donde me había dejado ella; el salón. Cuando regresó me vio en el sillón de antes, —el hogar me transmitía calidez, amplía y luminosa me recordaba a mi hogar, y su interior olía rosas recién cortadas y tenía un orden prudente y milimétrico— me levanté con el cuchillo escondido detrás de mi espalda y cuando se acercó más lo saqué clavándoselo en su abdomen con fuerza; una vez cayó de rodillas al suelo extraje el arma y la conducí a su garganta rajándosela, luego de eso cogí mi ropa y salí huyendo de allí aterrorizado y a la vez enérgico por lo que acababa de hacer, en ese momento no sabía que era esa sensación... ¿Porqué sentía tanta adrenalina dentro de mí? Había matado a una persona y eso no me molestaba. Esa fue la primera vez que padre me felicitaba por algo y estaba orgulloso, pero esa felicidad no iba a durar mucho; no cuando yo encontrara mi pasión...

Después de ella hubieron muchas más, unas veces me pedía que matara a deudores que le debían dinero, otras a gente que silenciar... A medida que iba matando fui adquiriendo una nueva personalidad, la cual me ordenaba que hacer con la próxima víctima; entonces lo entendí, mi padre no se sentía orgulloso de mí, sino de la forma de matar de mi otra personalidad.

Mis muertes cada vez eran más crueles y horripilantes, tanto que ni yo mismo las aguantaba. Después de cada asesinato me encerraba en la oscuridad de mi habitación, abrazaba mis piernas y escondía la cabeza entre mis brazos meciéndome esperando a que los gritos se esfumaran, que el olor de sangre se desvaneciera y que esas voces de mi cabeza se callaran. La oscuridad de mi habitación era la única que podía traerme eso que tanto quería; la paz, es por ello que desde ese momento mi cuarto dejó de tener luces y cuando salía a comer o cualquier otra cosa, la casa debía estar en completa oscuridad o con una luz muy tenue.

Aunque la oscuridad me aislara en la paz, las muertes se repetían en mi cabeza; ya no dormía tratando de asimilar lo que hacía, ellas me querían y quiere matarme a mí... Quieren darme muerte; no les basta solo con atormentarme, así no podrían descansar en paz nunca... Esos espíritus quieren que sufra lo mismo que les hice sufrir yo.

Las víctimas que escogía no eran al azar, cada persona tenía un estereotipo; una persona específica a la cual degollar, mutilar, devorar, triturar, torturar... Escenas que sin duda te dejarían en shock.

Como os dije anteriormente, yo padezco de esquizofrenia y doble personalidad; lo sé porque los médicos me lo dijeron... No hay cura a ello y eso me devoraría a mí.

La primera hecha visible fue Darka, la peor de todas ellas. Él era conocido como "La muerte roja", debido a sus terribles y atroces escenas en los crímenes. Darka apareció en una de las misiones que me encargó mi padre y en la que lo perdí todo... 

Darka "La muerte roja" Saga HDA #1 (disponible en físico y ebook en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora