Capítulo 2: Nueva gente, nuevos amigos

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Un día soleado, que es verano casi siempre en este continente único llamado Tayl. Hay diferentes ciudades, donde yo vivo se llama Ginolie, la capital de todo el continente.

Accedí a conocer el director del instituto, llamado Norbert Roosevelt. Un mago único en este sitio. Nadie sabe su poder mágico, pero dicen que es el mejor en todo. O casi.

Me dieron todo el material para las clases teóricas y accedí a mi clase: 1 A. Donde no había tanta gente como en las demás clases, pero eso era mejor para mí, no me gustan las clases llenas de personas. Ese día solo asistieron cuatro personas (contando una mascota).

- Bienvenidos a 1 A. Me llamo Chey Crosswell y seré vuestra profesora en mejora de habilidades básicas: velocidad, poder, energía física y mágica. También seré vuestra tutora. -  asentí y dejé a Shira en mi pupitre. - Ahora todos saldreis delante y os presentareis diciendo vuestro poder mágico. Si tenéis más de uno, demostrad todo lo que tenéis, no os podéis esconder los poderes en absoluto.

Salió un chico delante bastante guapo. Alto, de piel pálida, cabello semicorto de color azul oscuro, ojos verdes y de aspecto fuerte.
- Shiba Scamander, 22 años, he querido ingresar aquí para mejorar a mis amigos. - Saca doce velas de diferente color y un mechero para todas ellas. - Son los doce signos del zodiaco, si queréis os enseño a cada una, pero... No habrá tiempo, con el permiso de la profesora lo haré luego.
- Permiso aceptado. - comentó la profesora. - Siguiente.

Salí yo a presentarme:
- Ícaros Scarlatta, 18 años. - Me apreté mejor el nudo del top. Babas caían. - He ingresado aquí para mejorar mis llamas. He oído que aquí puedo aprender más cosas de lo normal. Os mostraré casi todas, no quiero matar a nadie por accidente.
Saque mi típica llama roja, con efecto de fuego. Queme un papel.
Luego la amarilla y electrocuté a mi mascota, esta se apartó de mi cambiando de tamaño a 1 metro.
Después la llama verde, donde se creó una pequeña ventisca llena de hojas. Todos tosieron.
Más tarde la llama azul, donde llené agua el vaso de la profesora. Ella lo agradeció.
Luego hice que los alumnos se pusieran una máscara para la llama lila. El gas fue fluyendo hasta que abrimos las ventanas.
- ¿Y ese gas que hace? - preguntó uno con amabilidad.
- ¿Quieres verlo? - le respondí con una sonrisa pícara.
- Ese gas hará lo que tu oponente diga o piense en el momento. - respondió la profesora. - Continua.
Saqué la llama rosa de mi mano ya que ellos llevaban la máscara y unas gafas. Se hizo la humareda rosa.
- La última llama no la puedo enseñar, ya que es peligrosa. Pero puedo mostraros una foto. - de mi bolsillo saque una foto donde mi hermano usaba esa llama negra.
- Woow. - dijeron todos al unísono.
- Siguiente... - repitió la profesora.

Salió un chico normal de altura de cabello largo de color blanco, ojos negros, pero no tan fuerte, parecía de un soplido lo hacías caer al suelo.
- Me llamo Catriel Williams, de 19 años y mi poder mágico es el hielo. - Hizo una escultura mía de hielo lila. - Cuesta que se derrita, así que la dejaré a mi lado. Y el típico hielo normal. - hizo un vaso de hielo. Saqué mi llama roja y derretí el vaso.
- La última chica y luego las mascotas.

Apareció una chica bajita de cabello corto rubio, ojos verdes con poco pecho y mucho trasero.
- Soy Kayla Wood, de 25 años y mi poder mágico son las plantas. - hizo salir una rosa blanca de su mano.
- Que bonita. - dijo la profesora recibiendo la rosa. - Ahora las mascotas.

Salí con mi mascota.
- Este es Shira, es mi pequeña bola de color gris. Shira, demuestra lo que tienes.
Shira cambió de tamaño a uno de 3 metros de altura. Luego se cambió a 1'50 m de altura y sacó sus alas de murciélago.
- Es mi medio de transporte. A parte de mi único amigo por el momento.
Se hizo la bolita y saltó a mi hombro.

Shiba trajo a una especie de peluche blanco y tan suave como la seda. Lleva alas de ángel y mide 1'50 m.
- Ella es Ika, es mi angelita que me lleva a todos lados también y sus ojos cambian de color, pero eso depende de ella. Y ya está. A ella no la tengo que invocar por suerte. Siempre está a mi lado.

- Un placer de conoceros a todos, empecemos las clases.

Un día normal y corriente ha terminado.

Roosevelt Crosswell High SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora