Thank you

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YoonGi...

YoonGi estaba cansado.

Su relación, pese a que estaban a meses de cumplir los tres años, ya no tenía sentido, o eso creía el rubio.

Amaba a JungKook, lo hacía con toda el alma y, seguramente, de no ser por muchos factores —que se explicarán a continuación—, él seguiría embobado, ahí, a lado de su pequeño.

JungKook, desde que ambos se conocieron, siempre fue el ser más inocente e ingenuo que jamás conoció. Esto era, como ya muchos se imaginan, todo lo contrario a YoonGi, a quien experiencia le sobraba. No obstante, el rubio adoraba que esto fuera así, ambos eran totalmente distintos. Cualquier persona que los viera podría decir que eran «la comprobación de que los opuestos se atraen», él mismo lo había dicho una vez estando en casa de su madre.

—Eso es lo que dicen, ¿no? Los opuestos se atraen —afirmaba con una sonrisa.

Personalmente, YoonGi, en su momento, amaba que su relación fuese tan... profunda. No había mucho contacto físico más allá de los abrazos o uno que otro beso, pues, durante un tiempo, esto dejó de ser necesario para ambos. Con sólo verse podían intuir lo que el otro pensaba, si algo pasaba o si, por alguna razón, estaba preocupado. Para JungKook, no era necesario el sexo.

Ambos, amantes de la literatura, podían tomar todo un día sentados en la cómoda y tersa alfombra de la sala a leer cualquier cosa. Incluso en esto eran dos mundos muy distintos. YoonGi amaba la crudeza abrumadora en una historia y su pequeño prefería lo sutil, lo que estaba oculto pero estaba ahí. Aún así, ambos se consideraban buenos compañeros de lectura.

Sin embargo, todo comenzó a sumirse en una agobiante monotonía, y la personalidad de YoonGi, siempre necesitada de constante estimulación, no podía con ello, así como la falta de contacto. El rubio no era un ninfómano, pero tenía necesidades.

Habían cunplido un año y cuatro meses cuando cometió su primera infidelidad. Agradeció que fue con un amigo y no con cualquier puta que se le pusiera enfrente. Sólo había sido una mamada, no pasaron de ello.

Después de aquello,regresó a casa, donde un castaño lo esperaba rendido en el sofá. El sueño le había ganado. El rubio estaba enternecido, por alguna razón, después de su pequeña aventura, ahora quería darle muchísimo amor a JungKook.

YoonGi creía que estaría bien así, recibiendo estímulo sexual de otra parte y darle mucho cariño a su niño, después. JungKook también parecía estar bien con ello —pese a que desconocía la infidelidad de su novio—, así que de ese modo fueron los días de la pareja.

Sin embargo, el rubio chico prefería que su pequeño fuese el que le brindara placer, pero nunca fue permitido. JungKook ponía siempre la misma excusa: «no me siento seguro, aún». Y podía no ser una excusa, podía ser que verdaderamente no estuviese listo, pero YoonGi ya no lo soportaba. Así fue como de las mamadas, YoonGi comenzó a tener el pleno acto coital con JiMin, su mejor amigo.

Por si se preguntan si YoonGi no sentía culpa al hacerlo, sí. La culpa le carcomía lentamente sin que nadie, ni siquiera él, lo supiese. Después de todo, engañaba al amor de su vida, le estaba siendo infiel a la persona que más amaba en este mierdoso mundo.

Una vez, vuelto en ira, nuestro rubio le reclamó a JungKook su falta de contacto, incluso interés. Pero JungKook no entendía lo que su pareja estaba sufriendo, sólo se puso a la defensiva, atacando a YoonGi, sugiriéndole que, si tantas ganas tenía de follar, que se consiguiera una prostituta, porque él no estaba preparado y no sabía cuándo lo estaría.

Eso fue el colmo.

YoonGi se dirigió enfadado a casa de su mejor amigo y, sin darle oportunidad a éste de reaccionar, volvió a sumirse en el mundo de la infidelidad y el placer, esta vez cambiando el modo de tocar y acariciar a su amigo. Habían tenido sexo desenfrenado, agresivo, pero sumamente placentero para ambos.

JiMin lo notó desde la primera vez que se ofreció a ayudar a YoonGi con su problema, aquello no saldría bien y su mejor amigo no saldría ileso. Trató de hacer entrar en razón al mayor, diciéndole que, si tanto necesitaba el sexo en una relacion, lo mejor era que su relación con JungKook terminase, pero YoonGi se negaba rotundamente. Podía necesitar sexo, pero eso no quitaba el amor que le tenía a JungKook. Lo amaba pese a todo, pero necesitaba satisfacerse.

JungKook no era estúpido, notó el cambio de actitud de su mayor al instante, aunque tampoco era como si YoonGi tratase de ocultar lo coqueto que llegaba a ser con sus amigos. Fuera JiMin o alguien más, YoonGi comenzaba a actuar más cariñoso, coqueto, parecía divertirse más con alguien ajeno a JungKook que con él JungKook mismo. Y eso sucedía.

El castaño había comenzado a hacerle escenas de celos y esto a cualquiera asfixiaba. Sobretodo por su actitud cortante, fría, dispuesta a lastimar —aunque no fuese la verdadera intención del pequeño.

Todo aquello comenzó a agotar al rubio, hasta que explotó y no pudo contenerse...

Días antes, otra vez el tema de la ruptura había sido sacado por JiMin —con éste un tanto temeroso de la reacción ajena—, pero YoonGi no adoptó represalias contra el tema y escuchó todo lo que su amigo tenía que decir.

Algo que YoonGi tenía a favor era JiMin. Podían haber follado en todas partes, pero no dejaba de ser su amigo y ayudarle con lo que pudiera. Y esta vez, le haría caso.

Llegó a casa después de haberse quedado unos días en el apartamento de JiMin. Más que recibirle preocupado, como esperaba YoonGi, comenzó a reclamarle su ausencia y alegaba diciendo cualquier estupidez que le llegara a la mente. Eso pudo con YoonGi. Ya no lo aguantaba más. Estaba cansado.

— Quiero terminar esto.

Todo ataque de JungKook paró. Sus ojos, que habían estado impregnados de rabia y celos, ahora comenzaban a ser bañados de tristeza y desilusión. Quería acabar con su relación, su perfecta relación.

El muchacho comenzó a llorar desesperado, suplicándole perdón, incluso ofreciéndose sexualmente a él, pero YoonGi ya no podía con ello. YoonGi seguía amándolo, pero ya no estaba dispuesto a aguantar aquello más.

Ignorando las súplicas e intentos de calentar el ambiente, comenzó a guardar toda su ropa en una maleta que guardaba debajo de la cama, alarmando aún más al menor, quien inmediatamente intentó detenerlo, pero fue inútil. YoonGi era más fuerte y pudo sacarle de la habitación, encerrándose en ésta con seguro.

Así salió del apartamento que compartía con su amor, sintiéndose roto, pero liberado. Dejando atrás a un pequeño desamparado y vuelto un mar de lágrimas.

—Gracias —susurró antes de cerrar la puerta del apartamento y terminar definitivamente la relación.

Thank you || YoonKook || O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora