LA MUJER DEL VELO

DIOS TALLO TU ROSTRO A MANO.

"Como era en un principio, los...reinos....del pan de ....cada día....perdón.."

Ya era la décima vez que me equivocaba en toda la misa, pero no puedo evitarlo.

No puedo evitar verla a ella.

Desde que pude ver su rostro, me perdí por completo, me perdí en su mirada, el color de sus ojos, son verdes, pero para mi son color café, café que quita el sueño, café que produce desvelos.

Una vez leí un libro que decía que cada quien los labios que quiere besar, los ojos que quiere mirar, el corazón que quiere cuidar y a la persona que quiere alegrar.

Pues, yo te elegí a ti para todo aquello.

Aunque me equivoque más de diez mil veces, por milagro, llegue a aquella parte de la misa, en la que el padre tiene que crear conciencia o hablar de Dios con sus palabras, cerré la Biblia, dando a entender que se podían sentar

"Hermanos míos, el querer cumplir nuestras metas en la vida está bien, pero si queremos lograr la gloria eterna, tenemos que rectificarnos, de nuestros pecados en vida, que son los que ocultamos y negamos, tenemos que disfrutar lo que el señor nos da, no sabemos cuando nos lo quitará"

Visualice como en el público un pequeño niño de cabellera obscura levantaba la mano.

"Disculpe señor"

No soy SEÑOR, sigo joven!

"Que se te ofrece pequeño?"

"Como es......como es el infierno?...."

Quedé pensativo, yo como mortal, aún no lo he visto, ni siquiera basándome en lo que dice la Biblia podría decirle a aquel chico que es lo que hay debajo, de la vida.

Medite un tiempo corto.

"Tal vez podamos consultar eso después....."

Sugerí avergonzado, no quería decir algo que surgiera malas ideas en el pobre.

Volteó ligeramente hacia mis espaldas, observando aquella esbelta figura de porcelana que mantenía la mirada abajo.

Me puse aún más rojo, sabiendo que yo mismo me avergoncé, enfrente de ella.

Volví a retomar la plática, con algunos errores, todo era un silencio respetuoso, que era interrumpido por el Fraile Clyde, con sus risas ahogadas, obviamente disfrutaba verme actuar así.

Después de la colecta, había llegado el momento de recibir el cuerpo de Dios y su sangre.

"Hermanos míos, los que hayan echo la comunión, son invitados a recibir el cuerpo y sangre de Dios, que será entregado a ustedes hermanos, tomen y beban, todos de el..."

La gente se empezó a formar, yo gire con dirección a un pequeño gabinete, donde estaban las obleas y el vino.

Me acerque a tomar aquellos instrumentos, pero mis manos se detuvieron al ser tomadas dulcemente por aquella dama.

Así es....ella sostuvo débilmente mis manos, mientras mantenía el rostro abajo, temblando.

Alejó mis manos del gabinete y de inmediato me sonroje, se me había olvidado, yo no tenía que tomar el vino y el "pan" pues en la Biblia estaba escrita, que los discípulos de Jesús le dan una única rebanada de pan y sólo un vaso de vino, y al entregárselo a Jesús el lo reparte a todos sus acompañantes, y de algún modo todos comen....