Niñera

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Krilin y Lazuli se estaban despidiendo de su pequeña hija de 5 años, pues irían a un viaje por una semana y Marron se quedaría con su niñera.

— Regresaremos en una semana.— le dijo Krilin a su hija.

— Okay...— dijo la niña con una mirada un poco triste.

— Volveremos en un abrir y cerrar de ojos Marron, no te preocupes. Además, tal vez te traigamos algo.— habló con una sonrisa 18. Su hija sonrió con alegría, extrañaría a sus padres, pero esas palabras hacían que esté menos triste.

— Mientras tanto, te quedarás con Lunch.— avisó Krilin mientras señalaba a una peliazul.— Lunch era una amiga mía cuando éramos niños.— contó.

— Hola.— saludó la chica.

— Bueno, nos vemos cariño.— dijo 18 despidiéndose con un abrazo, al igual que Krilin.

— ¡Adiós, los amo!— gritó la pequeña rubia mientras veía a sus padres subir al auto e ir al aeropuerto.

— Bueno, Marron.— habló Lunch con una sonrisa, llamando la atenciónc de la menor.— ¿Por qué no entramos y comemos algo?— Marron asintió y la siguió hacia la casa. — ¿Qué quieres comer?

La rubia pareció pensarlo un momento y luego respondió con su siempre presente sonrisa.

— ¡Pizza!— la peliazul río.

— Está bien, haré pizza.

Ese fue el día en que Marron conoció a Lunch.

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Tres meses después, Krilin y Lazuli estaban en un viaje de negocios de una semana, por lo que la niña se volvió a quedar con Lunch.

— ¡Lunch-san!— llamó alegre la pequeña.

— ¿Qué pasa?— cuestionó la mencionada.

— ¿Podemos jugar a las muñecas?— preguntó emocionada. La mayor soltó una pequeña risita, no podía decirle que no a esa linda rubia.

— Claro.

Fueron a la habitación de Marron, y la menor agarró su Barbie rubia mientras le pasaba una Barbie castaña a la peliazul.

— Hola, eres muy linda. ¿Te casarías conmigo?— dijo la niña haciendo una voz diferente a la suya para su barbie. La mayor río.— ¿Qué es lo gracioso?— preguntó haciendo un puchero.

— Marron, las mujeres se casan con los hombres, no con otras mujeres. Así cada príncipe tiene a su princesa.— explicó con una sonrisa divertida Lunch.

— Pero... ¿sí una princesa no quiere un príncipe pero sí a una princesa?— la sonrisa de de Lunch desapareció. Quería decirle que eso estaría bien, pero no sabía si Krilin y Lazuli estarían de acuerdo con sus palabras, entonces se decidió.

La ojinegra suspiró para luego por fin responder.

— No sé cómo se tomarán tus padres con lo que te diga, así que no les cuentes nada de esto, ¿sí?— la de ojos azules asintió confundida. ¿Qué podía tener de especial su respuesta?— Las mujeres pueden amar a otras mujeres, y los hombres a otros hombres, esas son las personas homosexuales. ¿Entiendes?— la rubia volvió a asentir.— Los hombres que aman a mujeres o viceversa son heterosexuales, como tu papi y tu mami. A algunas personas heterosexuales no les gusta la homosexualidad, por lo que dicen a esas personas que son asquerosas, horribles o cualquier insulto. Esos son los homofobicos.

Marron la miró aún confundida.

— Pero sí esas personas se aman. ¿Por qué los hom-homo-.

— Homofobicos.— repitió Lunch, y la pequeña asintió y continuó.

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