ALEC

1.1K 103 33
                                    


Él era un cazador ¿qué podía hacer? Desde que tenía memoria, Magnus había estado en su vida. Lo había enseñado a todo lo que había en el mundo. Sus padres nunca estaban, pero él sí.

Sabía que todos lo despreciaban por tener sangre de demonio pero para Alexander, era una persona extremadamente sincera y directa. Todo decía y hacía lo que quería siempre.

Se había acostumbrado a sus abrazos, a las caricias que le daba antes de dormir. Lo extrañaba cuando no lo veía y lo quería de una manera diferente al sentimiento de amistad.

Pero ¿cómo podía decir eso? Nunca había hablado de su sexualidad con nadie, sabía que sus hermanos tenían cierta duda pero siempre le daban su espacio personal. Al igual que Magnus.

Tal vez sí le importaba mucho las reglas, lo que pensaran sus papás de él o cualquier persona de la sociedad que los viera juntos. Estaba entrenado para ser capaz y fuerte pero cuando pensaba en ser él mismo, la cobardía le ganaba.

Quería mandar todo a la mierda, desde el momento que Magnus le contó acerca de sus ex amores que tuvo en el pasado, sentía un dolor de estómago y corazón, pero lo sintió aún más cuando le habló del que más le había impactado en su vida.

Después se había enterado que eran celos.

Le daba curiosidad pero también coraje. Magnus se había atrevido a salir al mundo con su pareja, había sido fuerte, pero él no podía ser esa clase de persona para él.

Tal vez, no estaban hecho el uno para el otro.

...............

La oscura noche había llegado, leer no ayudaba para distraerse, su brujo se había ido desde hacía varias horas. Las veces que habían dormido separados, dolía pero aguantaba; sin embargo, esta vez quería sentirlo a su lado.

Esperarlo hasta altas horas de la madrugada no era buena idea si al día siguiente tenía que dirigir a todos. Pensar, leer, pensar de nuevo en el futuro, los minutos pasaban haciéndose horas y él no llegaba.

– Hola hermano mayor. – Izzy siempre aparecía cuando más necesitaba a alguien.

– Hola Iz ¿qué haces despierta a estas horas? – Su hermana se acostó a su lado, recargándose en la cabecera.

– Mira Alec, sé que debes dirigir el Instituto oficialmente después de algunos años, debes de poner el ejemplo y bla bla bla.

– Suéltalo Izzy. – Con un suspiro su hermana habló.

– Quieres a Magnus, siempre han estado juntos, y está bien estar con él. Debes de dirigir a todo el mundo pero al final, tú debes de dirigir tú camino, ¿entiendes lo qué te digo?

– Tú... ¿Cómo...? Nadie sabe... ¿Qué? – Alec no sabía si ponerse rojo, enojado o solo, sincerarse con su hermana.

– Los he visto Alec, todos los han visto, hasta nuestros padres saben que son inseparables. No debes tener miedo, ya casi cumples 18, hermano mayor y debes de decidir lo que en verdad quieres.

– ¿Por qué me dices todo esto ahorita? – Sincerarse era la mejor opción.

– Porque la cara que le vi a Magnus antes de irse, es la misma que hace cuando piensa mucho las cosas como tú. Es triste verlos así. Y como buena hermana que soy, te debo dar un empujón.

– Gracias Iz, sé lo que debo hacer.

Era la una de la mañana, pero no le importó, tomó su sudadera vieja, su estela y algún cuchillo por ahí, porque siempre se podía topar con algún demonio imprudente.

SOLO TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora