¿Cuántas veces lo había hecho?
¿Cuántas veces le había roto el corazón?
Porque le había roto el corazón ¿No?
Si era así ¿Por qué no lloraba?
¿Acaso no era lo típico que las personas se pusieran a llorar?
Habría esperado cualquier reacción de su parte; que le comenzara a gritar como hace un momento, que le dijera todas las malas palabras que se supiera en los idiomas que quisiera, que le diera algún golpe... eso pensó por varios segundos al ver como agacho la mirada... pero no.
Nada.
En cuanto el chico de cabellos rojos alzo nuevamente la vista tenía una sonrisa en el rostro, en los ojos tenía una brillo que no sabría describir muy bien si era tristeza o cariño, pudiera ser que un poco de ambos, pero aquello hacía que estos se vieran aún más azules de lo que ya eran.
—Bien... entonces eso es todo— la voz de este finalmente sonó, era algo queda y parecía que podría quebrarse en cualquier momento a pesar de mostrar firmeza. Y también mostraba la confirmación de aquello.
Un acuerdo mutuo.
Chūya no era alguien delicado ni indefenso, no era esa clase de persona pero en ese momento lo parecía, parecía que en cualquier momento vería su corazón quebrado, tan quebrado como parecía estar su dueño.
¿Pero por qué?
Las cosas entre ellos nunca era algo serio y dudaba que en un futuro lo fuera... Siempre fueron así, desde que eran chicos. Además no era como que el castaño muriera por algo serio, de hecho estaba más ansioso por la muerte que por eso. Esa era la verdad ¿Acaso estaba mal?
—Si— reafirmo de manera seca y con las manos en los bolsillos del pantalón de vestir negro.
¿Estaba mal haber tenido la iniciativa de cortar aquello? Era algo que a ninguno de los dos les daría algo.
Vio como el pelirrojo frunció ligeramente los labios a pesar de la sonrisa que tenía, volteando hacia el horizonte que mostraba un hermoso crepúsculo con aquel hermoso color anaranjado que se formaba, el cual anunciaba la llegada del atardecer.
La sinceridad era algo que todos decían buscar pero en realidad la mayoría de las personas no está lista para ella. Ahora veía que hasta Chūya era una de ellas pero ¿Qué esperaba?
¿Una historia de amor?... ¿Qué le dijera un montón de palabras llenas de mentiras? ¿Dar algo que no tenía?
Antes de que se diera cuenta Chūya estaba caminando hacia él, pero no para acercarse... no, sino para posicionarse a su lado y colocar una de sus manos sobre su hombro.
—Nos vemos, Dazai— aquellas palabras hicieron que el ejecutivo más joven de la historia parpadeara algunas veces, sentir como la mano se retiró de su hombro fue algo raro.
Siempre había algo de distancia entre ellos, algo que la marcaba pero en ese momento pudieron sentir como se hacía más grande y de una manera que no estaban seguros de poder quitar después.
A pesar de querer voltear, de querer ver como el pelirrojo se iba no lo hizo, se quedó en aquel lugar estático, viendo donde antes había estado este parado pensando en todas las reacciones de este.
No sabría decir si lamentaba lo ocurrido, si lamentaba no haber dejado en claro lo nulo de sus sentimientos...
Chūya, por su parte siguió caminando, con una mano en el pecho tratando que su corazón soportara aquello y con un nudo en la garganta por todas las lágrimas que se estaba tragando para no llorar.
En ningún momento volteo, a pesar de haberse detenido por unos segundos no lo hizo, ese acto solamente lo flagelaría de una terrible manera.
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N/A: ¡Hola! En realidad tengo muy poco que decir es este momento, más que sigo a la espera de que suban la película y poniendo me al tanto con las nuevas novelas ligeras.
También que espero que les haya gustado, pues la verdad no se que tan bien me haya quedado pues muy pocas veces me he puesto a escribir cosas de este tipo. Así que son más, espero que les haya gustado.
Hasta la próxima.
P.D: Un saludo a luzmela y a mi beta, que por unos mensajes me animaron a subirla, sino la pobre historia estaría meses en mis documentos (cosa que ha estado pasando).
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Es todo | Bungou Stray Dogs | [Soukoku]
FanfictionEsperaba cualquier reacción de su parte; que le comenzara a gritar como hace un momento, que le dijera todas las malas palabras que se supiera, algún golpe... eso pensó pero no.