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Ya es un poco más tarde de medio día, al fin terminó esa aburrida clase de matemáticas, aunque pronto se vienen los exámenes, debería empezar a estudiar si no quiero problemas por las calificaciones. Me siento agotada después de haber tenido clase de deportes, ahora que lo pienso es bastante divertido, soy muy mala en las actividades de deporte y me cuesta trabajo seguir el paso a todos los demás en clase, aunque nunca me dicen nada sobre mi mala coordinación, siempre son muy amables conmigo, dicen que es porque yo también soy muy atenta con ellos. Me gusta ser así con las personas, me gusta ver su sonrisa después de ayudarlos, me gusta ver que todo el trabajo no se carga sobre una sola persona, porque al final estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros ¿No es así?
Me gusta pensar que algún día todas las personas pensarán de esa forma, que algún día no solo se preocuparan solo por ellos mismos, también por los demás.
Es como un cuento infantil... lo sé... pero nada me quita seguir soñando de esa forma.
Cuando interrumpo mis pensamientos me percato de que ya estoy en casa, saco la llave de mi mochila, entro a casa y cierro la puerta detrás de mi.
Huele a manzana... que delicioso olor, me recuerda a la abuela. Ella murió apenas hace unos meses, hacía un pay de manzana muy bueno, me gustaba entrar a casa y que me preguntara por mi día en la escuela... ella sufría mucho de problemas en sus huesos, lo recuerdo bien, realmente no me pone tan triste que se haya ido. Me ponía más triste aún ver como lloraba del dolor por las noches. Ahora tal vez ya no está a mi lado, pero me siento feliz de que ya no duelan sus huesos, me siento feliz de que ya no sufra más.
-- Hola cosa hermosa-- dije con ternura cuando vi bajando de las escaleras a esa agraciada y presumida bola de pelos blanca, es mi gatita, su nombre es Kali, mamá me la regaló en mi cumpleaños 13.
Ella se acercó a mi y empezó a restregar su cuerpo en mis pies, la acaricié y ella empezó a ronronear, cómo quiero a esta bola de pelos. Dejé mi mochila y mi suéter en el sillón de la sala.
Fui a la cocina y había manzanas en una bolsa de plástico, de allí provenía aquel olor, seguro mamá las compró para mi antes de irse. Miré el plato de comida de Kali que se encontraba casi vacío, lo llené un poco más y puse agua en un recipiente a lado.
-- Bueno...-- dije suspirando -- Voy a salir ahora, así que pórtate bien y come otra cosa que no solo sean bichos, come más croquetas!!! estas flaca!!-- dije en forma de regaño mientras la miraba, ella solo prestaba atención al dedo de mi mano que se movía de un lado a otro.
-- jajaja, gatita traviesa-- acaricié sus cabeza y después salí de casa.
Las tardes después de la escuela cuando no me dejan mucha tarea voy a un lugar que está casi saliendo de esta ciudad, me toma un largo rato caminando, pero me agrada ir viendo todo a mi alrededor.
Espero llegar para ver cómo se oculta el sol. Voy a ese lugar para cantar tranquilamente, nunca hay personas ahí así que puedo cantar tan alto como yo quiera.
Dentro de ese gran y gigantesco espacio verde hay un lugar que es mi preferido, es una pequeña loma, no muy espectacular, solo un montículo verde y en la cima hay una banquita blanca. Adoro sentarme allí y cantar hasta que se hace de noche.
Desde que descubrí ese lugar me he preguntado porque está tan desolado, no es que quiera que lleguen más personas a ese lugar, es solo que se me hace extraño que aun no hayan arruinado ese bello lugar con comercios y fabricas horribles. Me gustaría que se quedara así para siempre.
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El tiempo de camino acá me la pasé pensando en cosas sin importancia, cuando menos lo noté ya había llegado. Aún era temprano así que seguí mi camino a paso lento y tranquilo.
Caminando un rato más llegué a ese lugar que me gustaba tanto, me senté en aquella banca y empecé a cantar serena, mirando al cielo, quitando mis penas y preocupaciones, tratando de que el recuerdo se fuera en las palabras, que se las llevara el viento...
~ Cantando mi corazón está, desahogando todo su dolor, porque en mi vida nadie hay quien me pueda escuchar así que el viento mis palabras se llevará... Con el alma rota voy, caminando sin mirar atrás, y aunque el ardor de antes no es el mismo nada me hará olvidar el dolor de aquel día que vacía me dejó, cada día que pasa trato de llenar el hueco en mi que quisieron dejar, mirando el mundo de otra forma y tratando de olvidar, ayudando a los demás tratando de que nadie más sienta lo que algún día me hicieron pasar... ~
Las palabras que salen de mi boca retumban en mi cabeza, no puedo seguir más, un nudo se hace en mi garganta, mis manos empiezan a temblar y mi cara se siente caliente. Las emociones se me suben a los ojos, se desborda el sentimiento...
De pronto mis pensamientos se interrumpieron por el sonido del pasto detrás de mi, miré en esa dirección y mis ojos se encontraron con los de una chica.
Es alta, tal vez un poco más que yo, de piel bronceada y lisa, cabello liso y oscuro que cae hasta sus hombros, tiene unos ojos bonitos y almendrados, son un poco más claros que el color de su cabello. Su mirada me transmiten preocupación y tristeza ¿Por qué se ve de esa forma?
No me sorprendí al mirarla, tampoco me asusté, simplemente la miré con curiosidad jamás se me pasaría por la cabeza que podría hacerme algún daño. De un momento a otro ella empezó a ponerse muy nerviosa, jajaja era realmente lindo ver cómo trataba de excusar su presencia ahí. También inició a balbucear cosas sin sentido y pidiendo perdón, era muy divertido mirarla toda sonrojada teniendo un aspecto tan rudo.
-- pfff, jajaja -- no pude evitar reírme, espero que no se moleste, es solo que fue bastante gracioso y el aura en ella me decía que no debía preocuparme.
-- lo siento tanto-- dije aún soltando algunas risas -- verte así de nerviosa me ha hecho gracia, perdón si te he ofendido-- la miré y se veía algo confundida, pero ya no tenía tristeza en su mirada y parecía más calmada.
-- amm... yo... no me molesta, es solo que pensé que te asustarías si de pronto aparecía detrás de ti sin ninguna explicación -- su voz era firme y suave al mismo tiempo, no sabría describirla, pero me hacía sentir cómoda.
-- jaja, está bien-- dije despreocupada -- no pasa nada, lamento que hayas tenido que mirarme en un estado tan incómodo-- al pensarlo bien realmente me sentí un poco angustiada de que alguien me viera llorar de esa manera, o de que alguien me escuchara cantar esa clase de cosas.
-- realmente esta bien, todos pasamos por cosas malas...-- apartó la mirada y volví a notar tristeza en sus ojos, como si estuviera recordando algo malo. Se quedo así unos instantes y después volvió a mirarme con una sonrisa -- llorar no tiene nada de malo, además tu voz es muy hermosa, me ha gustado escucharte--
No pude evitar sonrojarme, nadie nunca me había dicho que cantaba bien aparte de la abuela o de mamá, tal vez también porque jamás nadie me había escuchado cuando lo hacía.
-- G-gracias-- dije apenada
-- Amm, y dime -- empezó a decir mientras se acercaba a mi -- ¿Cuál es tu nombre?, si quieres decírmelo, claro... Yo me llamo Alex --
-- Ooh. Alex, amm mi nombre... es Elizabeth --
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Dulce encuentro
RomanceEra un día como cualquier otro, realmente no esperaba algo diferente, no esperaba algo tan especial como encontrarla a ella.