Shikamaru y Temari... Shikatema de Naruto, historia de amor.

Miedo - Temari

Temari tenía mucho miedo, escuchaba con atención las explicaciones del líder de equipo, pero su mente divagaba un poco. La misión era complicada, peligrosa y había muchas posibilidades de que algo saliera mal. Ir a Konoha como aliados y en la mitad del examen chunnin, atacar. No era un plan que le gustara mucho, ni era algo que le interesara, pero ella era ninja y había que cumplir la misión. Temari nunca había ido a Konoha, no sabía muy bien cómo era el lugar, ni sus costumbres, muy en el fondo estaba curiosa, ¿Qué tipo de gente vive en esa aldea, qué cosas habrá que no hay acá en Suna (la Arena)?

¿Y si algo salía mal? ¿Y si los descubrían y los mataban a ella y a sus hermanos antes de que siquiera el líder de equipo se diera cuenta? ¿Y si perdían? No sólo perdían esa pelea, sino que se iniciaría una guerra donde Suna, tarde o temprano, caería; todo el mundo sabe que Konoha tiene unos ninjas impresionantes. Para Temari, atacar Konoha y dejar de ser sus aliados, era una muy mala idea. Ella no quería empezar una guerra y aparte de eso, no creía que lo mejor fuera volverse enemigos de una aldea tan conocida. Pero de nuevo, un ninja cumple su misión y la opinión que tenga al respecto, no tiene lugar en una discusión. A parte, estábamos hablando de su padre, él había dado la orden, así que no había forma de contradecirlo.

Miedo. Un horrible sentimiento de terror subía desde la boca de su estómago dejándola paralizada y sin poder dormir. Al día siguiente, partirían a la famosa aldea, Temari no podía dejar de tener este presentimiento de que algo iba a salir mal. Esa noche Garaa no había comido, de nuevo estaba con esa actitud psicópata que siempre tuvo, esa actitud de sangre hirviendo... ese actitud de ganas de matar.

Miedo. ¿Y si Garaa enloquecía y los mataba?

Temari siempre había tenido miedo de su hermanito menor, lo quería muchísimo, y la primera vez que lo vio, tan chiquitito en las manos de su madre, sintió que él era un ser que ella tenía que proteger. Pero cuando supo que Garaa tenía una bestia adentro y era peligroso, poco a poco empezó a ser por demás cuidadosa con él y a intentar no perturbarlo; eso obviamente causó que tanto ella como Kankuroo no le hablaran mucho o no estuvieran mucho con él, para no hacerlo enojar. Sus vínculos de hermandad eran complicados y su padre lo único que hizo fue empeorar la situación. Siempre dejó de lado a Garaa, nunca le demostró afecto, nunca intentó entenderlo, Temari lo sabía, pero no se animaba a decirle a su padre que no fuera tan injusto con su hermanito. Ella intentaba darle cariño como podía, desde que Garaa mató a su tío, ella se encargó de cocinarle, cuidarlo y enseñarle cómo funcionaba el mundo. Pero su hermanito pequeño siempre ponía una barrera impenetrable, y Temari nunca se la jugaba para romper esa barrera, de nuevo: Miedo.

"Temari, sé valiente, está bien tener miedo, lo importante es no dejarse ganar por él. Tanto el cobarde como el valiente sienten miedo, la diferencia es que el cobarde nunca se anima a dar el paso y el valiente se decide a ir hacia delante. ", le había escrito su mamá en una carta, que le dio un tiempo antes de morir. Su madre era una persona muy precavida y Temari había heredado esa cualidad. Cuando su mamá supo que estaba embarazada de Garaa, presintió que las cosas podían llegar a salir mal y dejó varios asuntos preparados para los tres hijos que podía llegar a dejar solos atrás, aunque sabía que nunca iba a poder darles todo el amor que hubiese querido sin estar al lado de ellos.

-Mamá, dame fuerzas. No te recuerdo mucho, sólo tengo estas palabras para aferrarme, protégenos desde donde estés.- susurró Temari suspirando, mientras se guardaba la carta dentro de su ropa y se disponía a juntarse con sus hermanos para salir de la aldea.