Social Phobia ☹ MYG.

U n d í a c u a l q u i e r a

05/03/18

Hoy es mi primer día de clases, estoy dudando en si llevar mi diario o no.

Al fin podré ver de nuevo a Jooheon.~
Aunque, no lo veo desde hace apenas una semana. Él vino a visitarme para ver cómo estaba mi tobillo.

Respecto a eso, afortunadamente, ya puedo caminar. Pero tengo dificultad para subir y bajar escaleras.

Veré a mi otro amigo, Changkyun. Con quien no soy muy cercano.
Sin embargo, a pesar de ello, me agrada.
Él hace parte de mi círculo de amigos con Jooheon.

Uh.

Ya tengo que irme, me llevaré el diario.

~~

El castaño cerró el cuaderno y lo llevó hacia el interior de su pequeña mochila negra. Después de esto, la cerró, para acomodarla en sus hombros.

No tenía muchas cosas para llevar, debido a que los primeros días de clase no hacían prácticamente nada.

Le animaba muy poco tener que volver a ese lugar de mierda. Le irritaban las personas. Por mucho que intentara pensar lo contrario, en algún momento ellos hacían algo que le provocaba un cambio de opinión.

Suspiró y se miró por última vez en el espejo del baño. Lucía tan asqueroso, como siempre.
El uniforme que llevaba le quedaba bastante grande debido a que era de su hermano; el mismo que alguna vez usó cuando estaba en su instituto.
Incomodaba bastante y no le agradaba mucho. Además, se sentía gordo.

Aunque él fuera consciente de que era muy delgado, pálido y débil, buscaba una razón para odiarse.

Ni siquiera sus padres se esforzaban en comprarle un uniforme nuevo, solamente por el hecho de que querían "ahorrar".

Para él esa palabra significaba: "no queremos malgastar el dinero en nuestro hijo estúpido".
Nadie nunca haría algo por él.
No era nada para las personas.

Pasó sus manos por su cabello en un intento de arreglarlo, pero no le convenció en lo absoluto y lo deshizo de forma mezquina.

Por mucho que intentara verse bien el primer día, esa imagen no permanecería por mucho.
La primera impresión era lo que contaba, y si los demás querían acercársele, tendría que ser aceptando la verdadera persona que él era. Dudaba mucho que eso pasara.

Hizo una mueca de desagrado al verse y se retiró del pequeño cuarto, apagando la luz, antes de realizar esta acción.

—Mamá, ya me voy.—habló, dirigiéndose a su progenitora, debido a que era la única despierta a esa hora, en la cocina. Su padre estaba durmiendo, así que, prefería no molestarlo.

—Cuídate, hijo. Procura no llegar tarde.—respondió y el castaño murmuró un leve "ajá" en afirmación.

Se aseguró de que tuviera todo lo que necesitaba: mochila, celular, audífonos, llaves y ganas de vivir.

Lo último no lo tenía en demasía. No lo negaba. Sin embargo, valía la pena recordar que debería tener aquello.

Le acarició brevemente la cabeza a Holly, su cachorro, que se encontraba acunado en su cama y susurró para él un "te veo luego" con voz melosa.

El muchacho cerró la puerta a sus espaldas, seguidamente descendió la escaleras de su edificio a paso lento, por su tobillo.
En ese mismo instante deseaba que algún auto lo arrollara en su trayecto al instituto para que no tuviera que ir ni ver a los demás estudiantes. Prefería morir, mil veces, que tener que estudiar.