Capítulo 4

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Taemin le miraba con un poco de temor al rechazo. No era que nunca hubiera sido rechazado, estaba habituado a eso y a celos que no comprendía. Era que aquel chico que parecía insistir en conocerle se alejara de él al mirarle sin su escudo, sus magníficos lentes que le ayudaban a evitar el contacto con los demás. 

Minho entreabrió sus labios pensando en aquel cactus que estaba en el escritorio. Los ojos de Taemin eran de aquel mismo verde, pero parecían tener pequeños puntos grises que le daban un bellísimo color al iris. No podía recordar haber visto aquel color de ojos antes y supo que había descubierto una maravilla al que según parecía pocos tenían acceso.

Taemin al sentir tanta atención sobre él sintió una suave irritación y una gran necesidad de colocarse los lentes de nuevo. Antes de lograrlo, Minho le tomó la muñeca y Taemin le miró sorprendido.

-No te los pongas de nuevo por favor.

-¿Por qué?- preguntó Taemin sorprendido.

-Es que tus ojos me recuerdan a algo que me diste.

-¿El cactus?

-Sí ¿Sabes que te pareces a uno?

Taemin soltó una suave risa y Minho juró que una calidez recorrió su pecho. No quería soltar su mano, Minho deseaba entrelazar los dedos y caminar con él, que le contara más sobre quién era, pero aquello se esfumó cuando un mechón del cabello de Taemin se deslizó y Taemin debió colocarlo en su lugar.

-Yo debo retirarme. Ha sido agradable.

Ahora se esfumaba. Taemin era igual que una suave brisa, cada que aparecía debía de disfrutarle a cada segundo porque se iba y no sabía cuándo volvería a coincidir con él.

Taemin comenzó a guardar sus cosas y tras dar un suave suspiro, su mano fue tomada de nueva cuenta por Minho. Aquel chico tenía unas manos fuertes, pero cada que le tomaban, podía sentir que sus manos eran cálidas, no como las de él que siempre estaban heladas. Taemin no quería que el supiera que por ello casi siempre llevaba guantes.

-Permíteme acompañarte a tu casa.

-Vivo en el instituto. Así que está bien, puedo ir yo.

-Yo también vivo aquí. Permíteme ir contigo.

Taemin lo debía de pensar. ¿Por qué el interés en ir con él? Bueno, Minho había sido bastante amable, así que no creyó sería tan mala idea.

-Está bien.

Minho debió de ocultar la inmensa felicidad que le daba el que hubiera aceptado. Durante el trayecto, Taemin sostenía en cuaderno y los lentes con una mano y la otra la tenía dentro del bolsillo para la mala suerte de Minho. El cabello de Taemin se movía con la brisa y a Minho le gustaba. Era imposible no prestarle atención a su cabello cuando ondeaba y más cuando el color de su cabello resaltaba sus ojos. Se le hacía increíble que un chico tan hermoso no fuera popular entre la comunidad.

-¿Por qué un cactus?

-¿Qué?- preguntó Taemin prestándole atención.

-Existían diversas formas de pedirme tu libreta de vuelta. Incluso podías haber dejado un post-it en la puerta y lo hubiera entendido. ¿Por qué debía de ser un cactus?

-Bueno, es que no sabía si eras bueno con las plantas y los cactus son fáciles de cuidar. Será difícil que se seque. 

Minho rió y Taemin no entendió ya que según él, había sido muy serio en su decisión respecto al cactus. El edificio de Taemin quedaba cerca del de Minho, así que Minho no había tenido que cambiar de ruta para acompañarle. Se despidió y Minho se quedó en medio de la calle hasta que le miró desaparecer.

Una vez dentro de su habitación, tomó el cactus y con una pequeña tiza escribió con letras grandes el nombre de su cactus.

-¿Por qué luces tan frío y a la vez eres fascinante Taemin?

Dejo la maceta en la ventana y se dispuso a dormir, pensando en cómo le iba a hacer para toparse a Taemin otra vez. 


Cactus [2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora