1. Déjame

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Eran las 12 de la noche de un caluroso sábado de junio y Agoney se encontraba enfrente de una famosa discoteca de Tenerife. Vio entrar a la gente y duda de si debería entrar, pero se preguntaba: ¿por qué no? A pesar de que era tímido, le encantaba conocer gente y bailar, de modo que no dudó más y entró

Sonaba "Eloise" y enseguida se puso a mover su cuerpo tarareando la canción, sin darse cuenta de que estaba subiendo el tono de voz y cantando a pleno pulmón en medio de la discoteca. Se dirigió a la barra, pidió un ron cola, y se dirigió a una de las mesas que había libre al final de la sala. No le dio tiempo ni a darle dos sorbos a cuando, de repente, irrumpió a su lado, casi empujándole, un chico rubio con un tupé de metro y medio, el cual se puso a hablar con él tranquilamente, como si le conociese de toda la vida. Ante esto, la cara de Agoney fue de tal confusión que parecía totalmente un cuadro.

"Sígueme el rollo". Le dijo el chico rubio, guiñándole el ojo.

Entonces, apareció ante su mirada un chico alto, musculoso y con cara de enfadado.

"¿Qué coño haces? Te estoy llamando, ¿por qué pasas de mí?" Dijo el pavo ese que parecía sacado de mujeres y hombres y viceversa.

"Tío déjame, que tengo que hablar con mi amigo, hace tiempo que no le veo. De verdad, Chris, pírate ya, colega". Gritó casi enfadado el chico rubio con cara de estar ya un poquito hasta los cojones. Tras varios desprecios por parte de éste, el chico dio media vuelta cabreado, murmurando, y desapareció.

"¿Qué coño acaba de pasar...?" Hizo una pausa, esperando a que el chico le dijese su nombre.

"Raoul." Sonrió mientras se mordía el labio. "Oye, ¡cómo mola tu pelo...!" Hizo la misma pausa que el otro chico a la espera de que le dijese su nombre, cruzando los brazos y apoyándose en la mesa.

Raoul nunca había escuchado un nombre tan inusual ni había visto a un chico tan guapo en su vida y Agoney jamás había estado tan nervioso delante de un chico.

"No le eches cuenta a ese, es un ligue que tuve cuando estuve trabajando en Ibiza y se está poniendo un poco pesado, pero nada de lo que preocuparse."

"Ah, tranquilo, yo no me preocupo" Manifestó Agoney con una media sonrisa tímida, provocando en Raoul un sentimiento de querer protegerlo.

Siguieron hablando durante dos horas que parecieron un suspiro, sabiendo el uno del otro, mientras ambos tomaban una copa. El alcohol hacía su efecto, Raoul cada vez estaba más cerca y Agoney más nervioso, pero con unas ganas locas de que pasara lo que, si no estaba interpretando mal las miradas, los ojos de Raoul le estaban invitando a hacer, lo cual él jamás haría sin dos copas de más y sin que la otra persona lo originase primero.

Estaban charlando sobre el ambiente de la discoteca, la gente, y el estilo que Agoney tiene al vestir, el cual fue halabado por Raoul, cuando de repente éste, sube la mano hasta alcanzar la cara de Ago, rozándola, sintiendo su barba en sus dedos. Le acarició el rostro, bajando por el cuello, muy despacio, siguiendo por el brazo hasta llegar a su mano.

Agoney iba a vomitar su corazón pensando que estaba a punto de sentir los labios de ese chico que tenía enfrente, que cada vez le parecía más guapo y más interesante. Tenía los ojos cerrados y ya estaba fantaseando con lo suaves que serían sus labios, cuando sintió una atracción que le levantó y le arrastró hasta la pista de baile.

Raoul empieza a bailar mirando a Ago, invitándole a unirse al ritmo de su cuerpo bailando "Livin' on a prayer".

Agoney no podía articular un músculo debido a la gran cantidad de alcohol que había en su cuerpo. No podía dejar de mirar a Raoul, su cara, sus gestos, sus movimientos, ni nada que tuviese que ver con él. Parecía que era lo único que hacía que todo lo demás no le diese vueltas, Raoul. Pero se encontraba tan mal que optó por correr hacia la salida. Una vez fuera, se paró en seco y levantó la cabeza hacia el cielo, dejando que la lluvia de verano mojase su rostro.

Agoney no estaba acostumbrado a beber y no lidiaba bien con los efectos que le produce el alcohol.

"¡Ey! ¿Por qué has salido corriendo? ¿No te gusta bailar? ¿Estás bien?" Le preguntó el chico rubio, al que se le estaba mojando aquel tupé de ocho metros y medio que llevaba tan bien peinado.

"¿Eh?" Reaccionó mirando a su izquierda al escuchar esa voz que sonaba mucho más grave ahora de lo que sonaba hacía un rato dentro de la discoteca. "Sí, sí, claro que me gusta bailar. Me encanta. Estaba mareado y..." Justo cuando Raoul escuchó eso, se puso en frente, a pocos centímetros de la cara de Agoney, con gesto de preocupación. "...Pero estoy mejor". Acabó la frase como pudo.

"Pues no lo parece". Agoney frunció el ceño, ya que no entendía por qué Raoul dijo eso. Seguramente por lo pálida que estaba su cara. "Estás casi temblando". Entonces el chico de la cara perfecta, sintió un roce en el reverso de su mano, y ese roce no puede venir de otra persona que no fuese la que estaba literalmente a 20 centímetros de su cara, pudiendo oler el ron cola que se había tomado hacía media hora saliendo de su boca.

Agoney no dijo nada más, ambos se quedaron callados y Raoul se apartó, poniéndose a su lado, pero sin separar sus manos. El chico rubio estaba mirando hacia la izquierda y sentía los ojos de Ago clavados en él. Le observaba sonriendo, cuando de repente, Raoul giró la cara y sus ojos se encontraron. Le correspondió la sonrisa y provocó la separación de sus manos para ponerla sobre el muslo de Agoney, proponiéndole más tarde salir de allí e irse a su casa. Eso provocó un estremecimiento que recorrió el cuerpo de Ago, haciéndole reaccionar y separándose de él hasta alcanzar la pared que tenía detrás de él. Pero Raoul no hizo otra cosa que seguir sus pasos hasta quedar enfrente suya de nuevo, esta vez mucho más cerca de lo que ha estado en toda la noche.

"¿Por qué huyes, pequeño?" Le preguntó con el susurro más sensual que había escuchado Agoney en toda su vida y provocando un cosquilleo y un parpadeo continuo que correspondía más a un síntoma de que estaba a punto de darle una embolia.

"No... No huyo. Oye, ¿por qué coño te acercas tanto? Me pones nervioso." Se queda estupefacto al darse cuenta de que acababa de admitir que con ese chico podía estar como fuese menos tranquilo. Al escuchar eso, Raoul levantó una ceja y se mordió los labios sonriendo. Y Agoney no podía dejar de sentir que su pantalón estaba a punto de explotar.

Sin darse cuenta, Agoney imita el mismo gesto, por lo que eso hace que Raoul reaccione. "Venga ya, si estás deseando. Tío, tu cara lo dice todo." Se acerca más, hasta el punto de que Agoney pudo sentir el roce de la nariz de Raoul en la suya y su aliento en su boca. Entonces, el nerviosismo hizo que apartase la cara y no pasó ni un segundo cuando sintió la mano de Raoul, fría y mojada por la lluvia, acariciando su barbilla y ejerciendo un pequeño esfuerzo para mover su cabeza y que volviese a mirarle a los ojos. Raoul movió su dedo índice para alcanzar los labios de Agoney, acariciándolos despacio, con cuidado, como si se tratase del cuadro más valioso que existe, sin apartar la su mirada de los ojos de Agoney, quien separó sutilmente los labios sin darse cuenta y Raoul sintiéndose invitado a entrar en su boca.

"No puedo" Susurró Agoney apartándole la mano y separándose de cualquier aliento o tacto de Raoul, se distanció y hasta salió de su campo de visión por unos segundos. Se dio la vuelta y encontró a Agoney como un cachorrito, de cuclillas en el suelo, cayéndole la lluvia, cuando se dio cuenta de que estaba vomitando.

"Joder, tío. ¿Tanto asco te doy? Podrías ocultarlo un poquito o habérmelo dicho directamente..." Dijo con un tono de burla. "¿Qué tal estás?" Le preguntó, cuando entonces, se levantó, tambaleándose y agarrándose a Raoul.

"Eres gilipollas. Y estoy mejor, gracias." Realmente no había otro mejor momento para echar la pota que cuando el tío que más cachondo le ha puesto en su vida con solo mirarle estaba a punto de comerle la boca. Sintió el agarre de la mano de Raoul en su muñeca y le llevó casi a rastras a su coche. Se pararon en frente y se le quedó mirando, invitándole a subirse.

"Raoul... No puedo. Estoy prometido, lo siento." Agoney salió corriendo, dejando a Raoul atónito ante la bomba informativa que acababa de recibir, la cual le dejó inmóvil durante unos minutos, hasta que reaccionó, se montó en el coche y salió escopetado de allí. 

NatsukashiiWhere stories live. Discover now