Cap 2

1.3K 59 0
                                    


—¡Estupendo! —corearon Niall y Liam al unísono.
Liam se encaminó hacia la puerta.
—Iré a buscarla.
—Te acompañaré —añadió Niall y sonrió a Zayn picaramente—. Pondremos sus cosas en la habitación más próxima a la tuya, por si necesitas algo en mitad de la noche.
¿Por si necesitaba algo en mitad de la noche? Zayn alzó el puño en un gesto
amenazador.
—¡Malditos idiotas! —murmuró él al verlos marchar.
No entendían nada. Estaba en mitad de una crisis y ellos solo pensaban en reírse
de él. No sabían cómo se había sentido cuando Bobbie Lynn lo había traicionado, lo había rechazado y se había marchado con su amante.
Por eso, salía huyendo siempre que sentía atracción por alguien. Y, en el caso de
_______Smith era imposible no sentirse deslumbrado por su belleza, por sus
exuberantes curvas, por su bello rostro.
Era la representación viva de la tentación y Zayn no la quería en su casa. Había logrado proteger su corazón con una coraza después de que Bobbie lo abandonara.
No quería tener nada que ver con mujer alguna.
Se las arreglaría solo como fuera, pero no quería que ______hiciera la colada, que
le lavara la ropa interior, tampoco quería que acabara con las montañas de pelusas que habría debajo de sus muebles.
La quería fuera de su casa cuanto antes...
______Smith se apoyó sobre la barandilla del corral y observó a las vacas,
mientras trataba de combatir la irritación que Zayn Malik le había provocado. Aquel rancho era un lugar tan tranquilo que logró acallar su rabia. De no ser por aquel insoportable y maleducado vaquero aquel sería un lugar perfecto.
Lo maldijo al recordar su mirada amenazadora y aquel deseo implícito de que desapareciera de su vida.
_______ se dijo a sí misma que su hostilidad no tenía nada que ver con ella.
Lo paradójico del caso era que mientras él había dejado clara su aversión hacia
ella.______, sin embargo, se había sentido embaucada por el extraordinario parecido
que tenían todos los primos y lo atractivos que eran.
Nunca antes había estado en una habitación con tantos hombres guapos, con la
sola excepción de sus cuatro hermanos.
Pero sus hermanos eran la viva imagen de la elegancia y la sofisticación, donde
los Malik eran la personificación del hombre rudo con cierto aire malévolo.
De todos ellos el que más le gustaba era Zayn, pues había en él una
mezcla de dureza y vulnerabilidad que despertaba su curiosidad y su interés. No recordaba haber sentido una atracción tan inmediata por ningún hombre antes.
En cualquier caso, esa atracción no importaba. Ella estaba allí para ganarse un dinero. Pensaba comprarse la pequeña granja que había visto en Hoofs Roost y lo
necesitaba. Se había enamorado de aquella casa nada más verla y estaba dispuesta a
hacerla suya sin la ayuda de nadie.
Aquel traslado a Oklahoma suponía una declaración de independencia. Quería
probarse a sí misma y probarles a sus hermanos que podía vivir sola y sin la continua
supervisión de ellos.
Ese era otro motivo por el que aquel trabajo de verano era tan importante.
—______?.
Se volvió y vio a Liam y a Niall.
—El trabajo es tuyo —le anunció Liam—. Hemos llevado tu equipaje a la
habitación de invitados! Volveremos al final de la semana para ver qué tal lo lleváis.
______ sonrió agradecida.
—Me encargaré de facilitarle la vida al máximo mientras se recupera.
—Además, a la casa de Zayn le vendrían bien algunos cambios. Ya sabes, unas
Cuantas flores silvestres, las ventanas abiertas que permitan que entre la luz y aire
fresco...
—También puedes cambiar las cosas de sitio si ves que hace falta. Esa casa lleva
años con el mismo aspecto y no le vendría mal que movieras los muebles.
______ frunció el ceño al ver que los primos intercambiaban miradas de soma.
—Sí, claro, no hay problema. Lo haré.
—Bueno, nosotros nos vamos a trabajar y es hora de que tú y Zayn os conozcáis un poco. Nos veremos dentro de unos días —dijo Liam tocándose ligeramente el
sombrero en un gesto de despedida.
—Adiós, _____ —dijo Niall con una sonrisa. En cuanto vio desaparecer a los dos
hombres en su cuatro por cuatro. _____ se cuadró de hombros y se dirigió con
determinación hacia la casa. Iba a ayudar a Zayn Malik lo quisiera o no. Lo único que
necesitaban era conocerse. Al fin y al cabo no sería muy diferente a la primera semana
del curso en el instituto. Siempre había un período de adaptación y tardaba varias
semanas en conocer a sus estudiantes y en saber cómo tratarlos. Lo mismo debería funcionar con él. Estaba dispuesta a conseguir que las cosas en el rancho fueran como la seda.
Una vez concienciada._____ se puso su mejor sonrisa y entró en la casa.
Zayn seguía en el mismo sillón de cuero, en aquel salón tosco y descuidado. Sin
duda, necesitaba un toque femenino. Especialmente aquellas cortinas horrorosas y
pesadas.
—¿Qué demonios trae en esos tres baúles que mis primos han subido a su
habitación? ¿Cadáveres? —le preguntó Zayn bruscamente.
La sonrisa de ______ se desvaneció.
—¿Qué baúles?
—Las tres maletas que has traído —le dijo él—. Esto es un rancho no un centro
vacacional. Con un par de pantalones vaqueros habría tenido suficiente.
Si Zayn trataba de insultarla, lo había conseguido.
El desprecio que albergaba su miraba hacía patente su opinión sobre ella: la creía
una remilgada. ¡Nada más lejos! Tanto sus hermanos como ella alardeaban de ser duros
trabajadores. Zayn no tenía derecho a asumir nada cuando se acababan de conocer.
Ese hombre era insoportable. Puede que fuera guapo como un pecado, pero
también era un idiota con muy mal talante.
-- Voy a deshacer mi equipaje —dijo ella encaminándose hacia el dormitorio.
—Posiblemente tardará todo el día —dijo él—. Supongo que me tendré que
olvidar de que pueda hacerme algo para la cena.
Aquello colmó su paciencia.
—Señor Malik, se me ha contratado para que cocine, limpie y me asegure de que
se recupera completamente, así que su cena estará lista y servida a la hora que usted
estipule. ¿Cuándo quiere cenar? —se lo dijo en el mismo tono que utilizaba con un
estudiante rebelde.
Él resopló como si aquella hubiera sido una pregunta estúpida.
—Está claro que no conoce la vida en un rancho. Aquí se come cuando se ha
acabado el trabajo.
—Pero como usted no va a trabajar, haremos una horario de comidas y le
garantizo que la tendrá servida según establezcamos. Ahora, ¿me puede decir a qué
hora quiere cenar?
—A las seis y cuarto —respondió él con un gruñido.
—Bien, pues así será.
—Comeré aquí, en mi sillón y solo —dijo él. Acababa de dejar bien claro que ni
necesitaba ni quena su compañía.
A ella le daba igual. Prefería comer en una cafetería llena de adolescentes
durante una batalla de comida, que con él.

Un Hombre Solitario (ZAYN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora