🎆Parte única🎆

10.5K 981 1.6K
                                    


—¿Gaara-san? ¿Qué hace aquí?

Durante la primavera de aquel año, en la aldea de la hoja todos los ciudadanos festejaban la estación en medio de ferias y carnavales.

Rock Lee, mejor conocido como la hermosa bestia verde de Konoha, era uno de los muchos que disfrutaban de dicha estación. La estación de la juventud, según su sensei.

Se acostumbraba invitar a otros líderes de villas aliadas a participar en las celebraciones, y en aquella ocasión, el Kazekage de Suna visitaba a la Hoja.

—Vengo de visita. Como suele suceder en estas fechas. —Respondió sin más el pelirrojo.

Rock Lee se agarró la cabeza, maldiciéndose por no haberlo pensado antes. Era obvio. —¡Oh, claro! ¡Cómo no lo ví! Discúlpeme por favor.

Y haciendo una reverencia, que en palabras de cualquiera hubiese sido exagerada, el pelinegro se disculpó.

El pelirrojó pareció rodar los ojos e ignorando al pelinegro, sus ojos se posaron en los juegos de la feria. Curioso.

Lee notó esto de inmediato. Y se incorporó dando su mejor sonrisa.

—¿Le gustaría ir a los juegos?

Gaara lo miró de nuevo, con su rostro impasible como siempre. Con esos ojos turquesa capaces de traspasar a cualquiera.

—Seguro.

Caminaron juntos hasta uno de los puestos y el pelinegro fue el primero en recibir los shurikens que debian ser lanzados hacia los vasos. Habían bastantes premios según la cantidad de vasos que se tiraran a la primera. El premio mayor estaba entre un juego de pesas de entrenamiento, o un grande y abrazable mapache de peluche. Que casualidad, pensó el pelinegro.

Lee no se demoró mucho. Ese juego de pesas era genial.

Y lanzó sin pensarlo, el primer shuriken que derribó la mayoría de vasos. El dueño no estaba muy sorprendido, después de todo, el chaleco verde de jounin lo delataba como ninja. Y como tal, era obvio que iba a derribarlos todos (o al menos la gran mayoría).

Lee frunció el ceño al ver que un solo vaso quedaba en pie tambaleándose.

Pero de repente, pudo ver por un instante unas pequeñas motitas de arena sobre la superficie de la repisa derribando el objeto. Lee abrió los ojos y miró a Gaara, éste estaba de brazos cruzados sin decir palabra alguna. Solo miraba al frente.

El dueño no lo notó y finalmente suspiró preguntándole a Lee qué premio iba a elegir.

—Etto... ¿Me da ese? —Lee apuntó tímidamente al gran peluche marrón.

El pelirrojo no dijo nada. Pero Lee no era tonto y sabía que Gaara lo había ayudado a derribar aquel último vaso ante los ignorantes ojos del dueño, asi que estaba de acuerdo en regalarle el premio a él.

El hombre tomó el mapache y se lo dio a Lee.

—Ah... Gaara-san... etto... —el pelinegro no sabía que decir. Estaba un poquito nervioso y sonrojado. — Ten. Es para tí.

Se lo entregó de golpe a un sorprendido Gaara y Lee sintió ganas de echarse a reír al no poder ver la cara del pelirrojo tras el gran peluche. Apenas podía rodearlo con los brazos.

—Ah... Gaara-san ¿Puedes cargarlo? —Lee se llevó un dedo a la boca inconcientemente. No escuchó respuesta alguna del pelirrojo.

De repente, lo vio dejar el mapache en el suelo y girarse hacia el mostrador.

—Un shuriken.

Lee vio curioso como el dueño realizaba el intercambio con Gaara. A continuación, ni siquiera Lee pudo ver la velocidad con la que el shuriken derribó todos los vasos de una vez.

Pesadilla [GaaLee] |One Shot| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora