Noche de entrenamiento

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- Ah...! D-duele...!! Más lento...! Kageyama..! - proteste.

- Espera un momento, ahora termino...- dijo el, con paciencia, tal vez mucha más paciencia de la que le ví usar últimamente.

Y... Bueno, aquí estábamos, los dos, en nuestra habitación, yo sentado en la cama de Kageyama y el arrodillado en frente de mi, en el suelo a la altura de mi rostro, ya que en el hotel se habían acabado las vendas de emergencia, Kageyama tuvo que usar las suyas propias, y aquí estoy yo, sentado en su cama y esperando a que termine con esto.

- Dijiste que no me las pusiera yo porque tengo manos de mantequilla pero tu me estas ahorcando...!- dije dándole golpes pequeños en su cabeza, a lo que el me respondió con una mirada totalmente seria y aterradora.

- Estas diciendo que yo, un colocador, que es capaz de lanzarte la bola de forma tan precisa, no puede poner una simple venda? Eh?! Es lo que dices, boke??!! - comenzó a apretar las vendas más y más, hasta que casi no pude respirar.

- A-Ah..! Kageyama..!! M-me ahorcas...! Mi c-cuello...! - comenzaba a ver las estrellas y uno que otro ángel, hasta que soltó su agarre y puso mi cara entre sus manos.

-P-perdon..! Hey!! Estas bien...? Cuantos dedos estoy levantando?? Hinata-boke!! Respondeme!! Por lo que más quieras, respondeme!! Porfavor!! Hinata!!- comenzó a mover mi cabeza entre sus manos, que acaparaba toda mi cara, y me di cuenta de la situación.

- E-estoy bien, Bakayama, tan solo fue por un segundo así que no me paso nada... Aunque, me agrada como me lo pusiste ahora! - y es que era verdad, lo puso con tal delicadeza que quedó perfecto, ni muy suelto como para que se me caiga en el entrenamiento, y ni muy ajustado para que me muera en este.

- Dios... - sentí como se apoyo en mi hombro y, en ese momento, sentí algo húmedo ahí, por un momento crei que era el agua oxigenada que Kageyama me echó, pero no, era Kageyama mismo, y estaba llorando, no sozollaba desesperadamente, solo saco unas cuantas lágrimas en silencio.

- Si me vuelves a dar un susto como ese.... Yo mismo me encargaré de terminar de ahorcarte, boke - se limpio sus lágrimas y se levantó para dirigirse al baño - me lavare las manos, tu esperame y luego bajaremos para entrenar - y dicho esto, cerro la puerta.

No podía creer lo que ví, Kageyama, llorando....? Y.... Por mi culpa....? De pronto se escuchó la puerta del baño abrirse y, crei que de ahí saldría un Kageyama con los ojos rojos a más no poder, pero, de ahí solo salió un Kageyama con las manos medio húmedas y con el cabello mojado, dedicandome una tímida sonrisa.

- Bien, vamos - dijo en un tono amable, y me dio un pequeño empujón en la cabeza, lo mismo que hizo en la mañana, y salió del cuarto, volteando hacia mi dirección en el marco de la puerta.

-Vienes? - me dijo, esperandome.

-A-Ah! S-si! V-voy ahora mismo!! No te  vayas sin mi, Bakayama!!- cogí mi sudadera y corrí hacia el, tropezando en el último momento, crei que la escena en la el se cayó sobre mi se repetiría, pero a la inversa, sin embargo al chocar contra su pecho, el ni siquiera se movió, ni un tambaleo, y maldije mi pequeñez como nunca lo había hecho, estoy seguro de que me ví bastante patético en ese momento.

- Ten más cuidado, boke - dijo el,  volteandose sin necesidad de preocuparse, ya que prácticamente mi caida se amortiguo con su pecho.

-Hey! Pude haber caído de cara y roto la nariz! Así que preocúpate más! - le grite mientras lo seguia por el pasillo.

- Tch, como si fuera a dejar que algo como eso te fuera a pasar... - dijo, sin mirarme y siguiendo su camino hacia el ascensor.

- Eh? Que dijiste Bakayama? - le dije, sabiendo lo que me había dicho, pero queriendo escucharlo otra vez.

Pequeños Placeres De La Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora