Sangre de Dragón

Amonek, El Nuevo Reino.

Muchos años después...

El rey estaba en su trono en el gran salón del castillo, un lugar de altas temperaturas pues los dragones emanaban una gran calor de sus pulmones, ellos estaban al costado de su padre, el rey, observando a la multitud que estaba a sus pies, un sin número de personas esperaban algunas palabras de quien ahora tenía completa autoridad sobre el reino.

El rey dragón se nombró a sí mismo Bakugou como último recuerdo de su pasado, siendo tomadas estas palabras como su nombre y apellido para sus futuros herederos.

El Rey dividió los pueblos en el Reino del Dragón, por sus diferentes culturas y costumbres, nombrando líderes a quien fueran la voz del pueblo y quienes tuvieron el valor de pedir la palabra a favor de su gente.

Todos los pueblos eran unidos bajo las órdenes del Rey, todos los pueblos habían sido agradecidos por los favorables cambios que realizó el Rey dragón, pero había un solo pueblo que estaba en contra de este nuevo rey y sus nuevas normas.

Un pueblo en especial maldecía al Rey, "Los Esclavos" era un grupo de personas nombrado así por el mismísimo Rey dragón, quienes aún le eran fiel a Rey Maldito, su antecesor, pues aquel hombre les daba lo que desearan mientras ellos respondieran a sus deseos, llámese pacto o llámese tregua, el anterior Rey era capaz de vender hasta su propio reino por cumplir sus caprichos y eso era favorable para estas personas, pero, este nuevo Rey orgulloso y con el mundo a sus pies no necesitaban y lo que anhelaba ellos no se lo podían otorgar, pues estaba totalmente fuera de su alcance.

Después de largas disputas el Rey dragón decidió exiliarlos de su reino ya que para él un eslabón débil era la rotura de una poderosa cadena y su reino debía de ser implacable ya que su ferviente deseo era preservar los valores fundamentales y la armonía eliminando el caos y asegurando la justicia en el corazón de su reinado.

Los Esclavos mantenían un pensamiento único respecto al nuevo Rey, sólo veían en él un futuro oscuro pues el Rey Dragón había cambiado todas las normas de su reino, desde la liberación de los esclavos, hasta la llegada de los dragones, molestos y desconsolados se refugiaron en los bosques del norte ya que su oráculo, una joven mujer obligada a ser la guía de su culto les había dado el mensaje de que su Rey reencarnaría una vez más para gobernar, y así lo hicieron, pero, poco tiempo les duró su guía pues el Rey dragón se enteró de la oráculo y decidió tomarla para él, pues también deseaba saber cuándo nacería la reencarnación de su temible enemigo.

Aunque la oráculo fue obligada a contraer matrimonio con el Rey, su poder divino le predijo el maravilloso destino que tendría junto a este hombre, pronto el amor llego a ambos corazones, junto con los futuros herederos de aquellas tierras, el gozo de la oráculo fue eterno hasta el último momento de respiro, ya que murió joven de una extraña enfermedad que se propagó por el reino llevando consigo a los primogénitos de cada familia, pero ella a escondidas del Rey decidió dar su propia vida a cambio de que la muerte no se llevara a su primogénita, Amonek.

Pasaron muchos años y el Rey dragón envejecido pudo por fin encontrar la reencarnación del Rey maldito, se los arrebató a los esclavos y lo tomó como hijo suyo y heredero de sus riquezas, lo nombró Solker y lo crió como un igual junto con sus otros hijos, al paso del tiempo, el rey se retiró del trono pasándoselo a su primogénita Amonek quien tomó el reinado, Amonek siendo la primera hija del Rey y la más querida, gobernó con sabiduría y honor tal cual le había enseñado su padre, lideró guerras y las ganó aumentando las tierras del Reino del Norte.

El joven Solker viajó por el mundo ya que no halló lugar en su familia adoptiva, aunque el Rey lo trataba de la misma forma que a sus hermanos y era querido, él no veía al Rey como un padre, Solker nunca se sintió a gusto en aquel castillo.