Atrapado por hombres forzados a pelear en batallas que ellos no desearon, hablando un idioma que no entiendo me llevaron ante su general, un hombre que parecía más bestia que humano, con una cara rolliza con unos ojos demasiado pequeños pero con un brillo terriblemente maligno; sin un sólo ápice de compación.
Clavó sus ojos en los míos con intención de intimidarme más al sólo lograr que mostrara mi indiferencia y tristeza entro en cólera dándome una sarta de golpes a la cara mientras decía insultos en su idioma (supongo yo que eran insultos puesto que por obvias razones no entendí nada de lo que dijo) .
Ya a punto de dejarme inconsciente me soltaron dejándome un momento en el húmedo lodo mientras escupía cuagulos de sangre y saliva.
Tomándome por hombros me llevaron a un estrado en el cual me ataron de manos y pies a un poste de madera que supongo yo en su época fue un mástil, por sí fuera poco también me taparon los ojos con una venda quitándome el privilegio de la vista.
En ese momento aunque no podía ver me pude hacer una idea de mi entorno gracias a mi oído, logre escuchar y posicionar al general que seguía gritando órdenes a sus subordinados, por el ruido de las botas en el lodo logre crear en mi mente la imagen de una línea de soldados posicionados delante de mi y casi pude ver la cara de terror y aflicción de algunos de mis captores y la sonrisa cínica y malévola de otros.
Lo siguiente que escuche no me sorprendió en nada, el sonido del recargar de los rifles y calculé que por la prepotencia y egolatría del general daría un pequeño discurso, con lo cual me quedaban aproximadamente 30 segundos de vida.