Era otro día normal de mi aburrida vida, luego de terminar mis deberes salí a tomar un poco de aire fresco en la ciudad de Londres, con la espera de caer en brazos de un joven tan apasionado en el amor al igual que yo.
Leer bajo un árbol en plena primavera cuando las hojas y las flores dan frutos; estar juntos para siempre y que el amor nos haga estar cada día mas vivos.
El mayor porcentaje de jóvenes de mi edad no están preocupados al igual que en mi caso, porque todos piensan que una niña de quince años no sabe lo que es.
Mi madre me ha dicho que el amor es igual que la lluvia. Primero el cielo comienza a nublarse, dando inicios a lo que viene, y luego de la nada empieza a caer gotas de aguas por todos sitios. La gente por miedo a mojarse busca un refugio para no sentir esa extraña sensación que produce al estar mojados y ahorrarse tener los síntomas. Así de raro es el amor.
Yo no tengo miedo a mojarme, andaría feliz caminar bajo ella.
Tras un rato caminar y el cielo tronar, me senté en el dichoso parque del amor. Al ver tanta gente de la mano y con una sonrisa me pregunté: —¿Qué significa el amor para mí? ¿Por qué lo deseo tanto cuando nisiquiera tengo una respuesta?
De la nada escuché una voz al lado mío, una joven muy atractiva que respondió: —Es uno de los sentimiento que no se pueden ser explicados sino sentirlo, pueden decir miles de cosas o efectos pero al fin de cuenta, para todos es diferente—sonrió—. Y respondiendo la otra pregunta, es algo que todos hacemos para no estar solos, también porque cuando ves que todos tienen algo, tu subconsciente también lo desea.
Por un minuto nuestras miradas se cruzaron y una chispa se prendió dentro.
Había soñado tantas veces en conocer al chico ideal y nunca tomé en cuenta que podría tratarse de ella y no él.
—Soy Hope—dice con una sonrisa. —Pero puedes llamarme entrometidas—y se volvió a reír dando pequeñas carcajadas.
—Katherine—respondí. —Gracias por las respuestas, ya comprendí a qué te refieres. Y puedes llamarme como te guste.
Del cielo comenzó a caer pequeñas gotas, ambas miramos arriba y el agua empezó a caer aún más, la gente corriendo para refugiarse debajo de algún lugar seguro mientras que nosotras seguíamos allí sentadas.
—¿No tienes miedo a mojarte?— preguntó, secándose un poco su rostro con sus manos.
—No, creo que una de las cosas más lindas que hay. ¿No te quieres salpicar un poco de agua fría?
—No me molesta en absoluto, pienso lo mismo que dijiste— se detuvo por un segundo. —Pero lo más lindo es la persona que está sentada al dado mío hablándome.
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Sentimientos ocultos
Teen FictionCada historia tiene un final diferente pero ¿cuál es la conexión que hay entre ellos? En estas pequeñas historias podrás descubrir hasta que punto uno llegaría para amar y otros para olvidar a alguien.