Capítulo 2 "Confeciones"

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Pasaron los días, con mi madre fui a comprar un par de telas para un vestido. Mis ojos no pudieron despegarse del parque que está en frente. Los recuerdos con Hope volvieron a parar en mi mente.

—Presiento que alguien se enamoró y no soy yo —dijo mi madre.

Su risa comenzó a escucharse y de la nada sentí un pequeño abrazo.

—Conocí a una persona hace un par de días —repliqué —basicamente el día de que hubo lluvia.

Nuestra pasos fueron cada vez más lentos al salir de la tienda.

—Me parece que eres una de las pocas personas que tuvieron suerte. —Su voz exclamó, pero la expresión de su rostro parecía que no estaba con la misma emoción. —¿Se refugiaron debajo de un lugar o estuvieron corriendo  de la mano por los mares abiertos haciendo un nuevo camino? —añadió.

—Hay detalle que los tengo que guardar —respondí —pero si quieres saber, nos quedamos en el agua, en ese momento recordé lo que me habías dicho desde niña.

Cruzando el puente para entrar a casa se escucharon gritos de mi padre, de la nada un hombre sale de la puerta y nos empuja hacia un costado para cruzar. Ella sin quedarse atrás le gritó una grosería, me tomó de la mano y salimos a correr. Aquel hombre con barba se nos quedó viendo, hasta que nos perdió de vista.

—No dejes que te traten como basura cuando todos valemos lo mismo. —dijo agitada.

Nos arrecostamos en el pastizal y descansamos un momento.

—Ya no tengo la misma energía que antes— respiró profundo. —Nos quedaremos por un momento aquí a descansar, Frank estará furioso y no quiero que te lastime.

—Gracias por entenderme mami. —Abrasandola sintiendo el ritmo de su corazón.

—Todos tenemos secretos y me gustaría conferaete uno.

—A qué te refieres.

—Al hablar del amor siento que soy una tonta —cerró los ojos. —Cuando amas tanto a una persona no quieres que esté mal o tenga una vida infeliz al igual que la mía. Caminando al altar sentí que me estaban arrancando un pedazo de carne para atarla a alguien que no quería. Busqué mil maneras de escaparme sin embargo, nunca funcionó, no podía opinar sobre si quería o no, tus abuelos tomaron la decisión por mí.

—Esos recuerdos lo debes estar cargando en tus hombros desde hace mucho tiempo —dije. —Pensé que él era tu alma gemela, se ven felices juntos o eso pareciera ser.

—Soy buena mintiendo, esto queda entre nosotros ¿de acuerdo?— me tomó de la mano. —Luego de un tiempo una semilla en mi barriga se convirtió en lo que tanto quiero en este mundo. No fue un hombre, sino tú y por eso me alegra que estés feliz y que hayas encontrado a una chic... que te haga sentir especial.

—No puedo responder a esto, me alegra por un lado que yo sea esa persona. Pero no eres feliz.

—Si lo soy, pero de otro modo —terminó. —Ahora vamos a casa, hace tiempo que salimos de ella.

—Antes una pregunta, ¿crees que el amor en cierto modo puede ser una enfermedad como muchos piensan?

—El amor es un sentimiento y nadie te puede decir que esta bien y que está mal en ese aspecto. Tal vez te pueden gustar dos personas  o  alguien de tu mismo sexo y que tiene de malo eso, la sociedad siempre te juzgará. Yo no pienso igual que los demás y jamás lo haré, primero que el corazón decida y luego que la sociedad juzgara.

—Te amo. Y quería decirte que no se trata de un chico sino de ella.

—Ya lo sabía desde pequeña lo presentí, y quiero volver a repetir lo que dije antes, yo te sigo amando igual mi niña, nada cambiará entre nosotras.

Había pasado la tarde casi anochecer y todavía no podía caer en la realidad que ella pensara así. Por afuera parece una mujer que sigue las reglas, pero ella las rompe y crea  mejores.

Todo esto me hizo pensar en Hope, aquella muchacha que conquistó mi corazón sin darme cuenta.

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Nota de la autora: espero que les haya gustado mucho, esta es la primer historia de este fantástico libro. Ahora sí puedo decir fin.

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