Sabes?
Me gustabas.
Enserio, me gustabas.
Me gustó la manera en que te acercaste a mí, cuando estaba sola, sentada en la barra de aquel bar.
La manera en la que me saludaste y me invitaste a un cigarro.
Me gustó decir que eras mi novio, para aullentar a aquel perro sediento, aunque nada estaba más lejos de la realidad.
Me gustaba que me miraras cuando no te miraba y me gustaba mirarte cuando estabas concentrado jugando al futbolín.
Me gustaba cuando me cuidabas, cuando me abrazabas al tener frío y cuando me apartaste el pelo al vómitar.
Me gustó que me preguntaras que me pasaba cuando me eché a llorar, pero por miedo a enfrentarme a todo te dije que te fueras, que no quería hablar.
Que error más grande.
Me gustaba el juego que teniamos, yo te gustaba y tu me gustabas.
Me gustó (y odié) que nunca nos lo dijéramos.
Tú me mirabas mientras estudiaba en aquella esquina, mi hermana me traía un bocadillo y una cerveza.
Esperabas impaciente a que terminara, yo lo sé, ella me lo dijo. Me gustaba no atreverme a dar el primer paso, me gustaba sentirme nerviosa e impaciente a tu lado, me gustaba el sentimiento que causabas en mi sin nisiquiera besarnos.
Me gustaba que todo fuera así de puro, que fueramos como niños jugando al pilla-pilla. Que aunque yo te persiguiera o tu me persiguieras, en algún momento de la partida, fueramos la casa del contrario.
Me gustó mucho que me tomaras de la mano camino al bus, a las ocho y media de la mañana con un par de copas de más, que siempre fueras cariñoso conmigo y me tratarás como nunca nadie me ha tratado.