Capítulo 1: La noche del reencuentro

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-Es Día de Acción de Gracias y Reikel no aparece con el relleno para el pavo ¿se le habrá olvidado a esa pequeña sanguijuela qué mis padres le invitaron a cenar por la gran actuación que tuvimos (y ese increíble beso...) hace casi un mes? -tartamudeaba, sin retirar la mirada de su celular-.

Evany no había visto a Reikel desde su actuación, puesto que ella, totalmente avergonzada por lo que había acontecido, simplemente se dio a la tarea de huir hacia sus padres. Curiosamente, todos los días qué no supo absolutamente nada acerca de Reikel, no dejaba de pensar en ella y aquel beso, no le importaba nada más a su alrededor, ni siquiera una cita que días antes, Trantz había acordado con Evany.

-¿Có-cómo puede ser qué rechace a alguien como Trantz? él es perfecto, atleta, carismático, hasta se nota que tiene cierto grado de madurez y un coeficiente intelectual un poco más alto que el promedio... -se cuestionaba, mientras por su cabeza rondaban imágenes de Reikel probándose ropa-.
¿Qué demonios hago pensando en este tipo de cosas? puedo decir que conozco de pies a cabeza a Reik.. sé sus más íntimos secretos, hasta sé que ropa usa y cuál de la mía le quedaría bien; pero, ¿por qué ahora pienso tanto en ella?¿por qué?¿por qué?¿por quééé? ¡Por favor póster de Adame Levinne, dame una respuesta con alguna de tus canciones melancólicas de amor incomprendido! -refunfuñaba al no tener respuesta, clavando su mirada en un viejo póster de 5 Maroo qué Reikel le había obsequiado-.
Debes tranquilizarte Evan, debes tranquilizarte... sé como te sientes, porque prácticamente yo también la besé pero ¿te has dado cuenta qué, entre tus refunfuños le has llamado Reik otra vez? no lo hacías desde aquella vez... ¡SILENCIO! -alegaba Evan mientras interrumpía- tú siendo quién eres, sabes mejor que nadie qué no puedo hablar de ello, menos aquí en casa, recuerda que estas paredes tienen oídos, literalmente; de lo barata qué es, toda palabra que se mencione en un tono normal será escuchada por todos, así que basta por fav..

Evany solía tener conversaciones consigo misma, eso le ayudaba bastante a la hora de ponerse a pensar demasiado. Gracias a ello, o mejor dicho, eso; ella se ha consolidado como una 'gran pequeña actriz' en el mundo del teatro, o al menos, el de su instituto.

Mucho antes que Evany terminase sus delirios en su habitación, el timbre de su casa sonaba de una manera inquietante. Debe ser ella... -tiene la cabeza tan hueca que ni siquiera un timbre sabe usar -comentaba, mientras una risa desenfrenada salía a escena-.

-Cariño ¿podrías abrir la puerta? tu padre y yo estamos terminando de hacer la cena, de seguro es tu amiga Reikel. ¡Ve rápido, qué este pavo tiene muchas ganas de rellenarse! -gritaba con entusiasmo desde lo profundo de la cocina la madre de Evany-.
Sí ma má, no tienes que usar tus chistes de doble sentido que son obvios a la vista de cualquiera -respondía, mientras su mirada se disipaba hacia la puerta y de fondo se escuchaban risas un poco descaradas-.

Pese a ser invierno y tener la calefacción puesta en la temperatura indicada, al acercarse Evany a la puerta, un frío distinto recorría sus brazos descubiertos y su cuello desnudo; tanto así, que optó por colocarse encima una bufanda tejida por ella misma. Con sus manos semi congeladas y aquella extraña sensación de frío, Evany abrió la puerta y, al ver cómo se veía Reikel, no pudo evitar clavar su mirada en ella, dando la impresión que fuese a atravesar aquellos ojos radiantes, aquel color verde del césped recién cortado, junto a ese color azul tan inmenso como el cielo y desconocido como el mar, allí Evany podría naufragar sin importarle nada nunca más; simplemente no podía retirar su mirada, algo la detenía, y el latir de su corazón era simplemente inquietante, al punto que Reikel tuvo qué intervenir.

-¿Ho-hola?¿puedo pasar Evan? hace mucho frío aquí afuera. -preguntaba, mientras su cuerpo no paraba de temblar-. Ad-adelante, ¿de casualidad trajiste... el relleno... para el pavo...? Maldición Evan, de todo lo que pudiste haber dicho ¿esto fue lo mejor qué se te ocurrió? será tu mejor amiga, pero eres un completo desastre. -preguntó, mientras un pensamiento pesimista invadió su consciencia-.
Te ves preciosa el día de hoy Evan ¿saldrás con alguien esta noche después de cenar y me dejarás aquí sola en tu cuarto? Hahaha, no te me vayas a enojar, que es broma -afirmaba Reikel, al tiempo que sus mejillas cambiaban notablemente de un color a otro-.

La legión de los caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora