única parte

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Negro.

Desde siempre el negro era el color que alguna vez odió y el único que podía ver. Al tener ceguera permanente, MingHao era incapaz de ver otro color que no fuese ese lo cual en un inicio no había sido malo hasta que las burlas, su propia curiosidad y la insistencia en saber cómo eran los colores que varias veces escuchaba.

Tanto lo fue que tuvo que investigar los significados de los mismos para tener una vaga idea de como se verían, pero nada llenaba su curiosidad.

Hasta que el sol llegó a su vida.

Tal vez MingHao era ciego, pero aún podía sentir. Así que cuando sintió a alguien justo frente a él, sonrió en grande.

El color amarillo significaba felicidad y alegría, al igual que podía transmitir la calidez de un sol.

SoonYoung era su sol.

Tal vez no podía verlo, pero sabía que estaba sonriendo. Algo en su interior se lo decía y cuando SoonYoung llevó sus manos a su rostro lo confirmó. La sonrisa terminó por contagiarsele.

— Hola.

SoonYoung rió tras decir eso, provocando que MingHao sintiese un montón de sensaciones bonitas en su estómago. Se sentía como cuando su mamá hace chocolate en un día tan frío y lo tomaba, sintiendo una sensación de calidez y dulzura en su estómago. Pues con SoonYoung era lo mismo, sólo que todos los días.

— Hey, hola.

— ¡Me darán la academia de baile!

Entre pláticas y pláticas, las horas pasaron y MingHao sólo podía disfrutar la calidez de su sol. Incluso recordaron la vez de cuando se conocieron, esa vez en donde MingHao casi patea a SoonYoung al confundirlo con una tabla. Este claramente se ofendió y ahí fue donde todo empezó.

Y era demasiado feliz con eso.

De ahí el conocerse más fue inevitable, tanto a que incluso el chico se enteró de la pasión por el baile ajena y se deprimió un poco al saber que no podía verlo bailar; pero de nuevo, SoonYoung era tan positivo que era inevitable para MingHao no ser contagiado por aquella vibra.

SoonYoung era un sol. Y cuando bailaba y se movía, era una lluvia de estrellas.

Un beso, dos besos, tres besos. Suaves, dulces y cálidos como él fue lo que se dieron antes de despedirse.

Fue cuando MingHao descubrió algo, pensando en las palabras que SoonYoung le había dicho.

— Tú eres un azul por misterioso y porque es un color elegante para mi. ¡Y muy fuerte!

Si SoonYoung era un amarillo, él era un azul. Juntos formaban un verde.

Uno que, como bien se sabe, daba sensaciones de armonía y de la vida.

Porque SoonYoung le hacía sentir vivo con todo lo que era. SoonYoung era un perfecto amarillo.

yellow ; soonhao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora