Día diez

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Queen echo la cabeza hacia atrás, su pierna se movía de un lado a otro, se le había hecho tarde para llegar a la oficina, pero no podía dejar pasar una mañana sin visitar la cafetería, más que evidente, no podía dejar de ver un solo día al alegre mesero de sonrisa contagiosa.

Barry salió de entre las puertas de la cocina, corrió hacia un lado de la cafetería y luego a otro, así repetidas veces, Oliver miro con confusión aquella escena y hasta ahora se comenzaba a cuestionar si aquel chico era el único mesero del lugar.

Tras varios minutos, Barry por fin se detuvo en su mesa, en su rostro plasmada una sonrisa cansada.

—¡Buenos días, señor Oliver! Creí que esta mañana no vendría por su café.

Oliver sonrió feliz, el menor había notado su retraso, lo que se traduce para él, como que Barry se preocupa por su persona.

—No ha sonado mi alarma hoy, pero a pesar de eso estoy aquí... ¿Sabes? Mi día no inicia sin café por la mañana... Y claro, sin verte a ti tampoco inicio bien, me das bastantes ánimos, Barry.

Queen admite que está siendo bastante –demasiado- directo con el menor, pero no puede evitar querer toda la atención de Barry, en tan pocos días se había metido por completo en sus pensamientos, y Oliver para justificar su "locura" por el niño, se dice a si mismo que es imposible no puedas querer a Allen, pues como un pequeño gatito tierno, esperando recibir el amor de todos... Esta casi cien por ciento seguro que no es el único al borde de la locura por Barry Allen.

Barry trago saliva por las palabras del mayor, escondió su evidente sonrojo tras la pequeña libreta de pedidos.

—Eh... ¿Quiere lo mismo de siempre?

—Me conoces, café americano y dos rebanadas de red velvet... Una para ti.

Allen asintió, anotando rápidamente el pedido.

—Y, Barry... Por favor, acepta mi rebanada esta vez, hace unos días me prometiste hacer lo que yo quisiera si me gustaba el pastel— Oliver le sonrió travieso. El menor asintió aun sonrojado.

—Está bien... Sólo por esta vez, Señor Oliver—Acepto el menor por fin, Oliver como cosa extraña le sonrió feliz.

Café por la mañana |Olivarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora