Hiro estaba harto de que se le estropease la máquina. Esa máquina, a la que él veía como un tesoro de valor incalculable, no era más que un aparato de aire acondicionado portátil conectada a una bomba de calor. Sin embargo, y pese a la simpleza del cacharro, en los tiempos que corrían era un bien preciado y que muy pocos tenían. Algunos incluso serían capaces de matar por tener uno así. Hiro lo sabía y por esa misma razón siempre viajaba con suma cautela.
Era el año 2020 después de Cristo, y el planeta Tierra había quedado desolado por las bombas nucleares, que fueron el origen, desarrollo y final de la Tercera Guerra Mundial. No hay nada más especial que contar, todo lo que se pueda sospechar de estos sucesos los podía encontrar uno en las viejas películas postapocalípticas.
Hiro no era más que un muchacho que había tenido que adaptarse por las malas al nuevo y desesperanzador mundo, siempre acompañado de su inseparable amigo Tomstone, que no era más que el nombre que le había dado a su aire acondicionado portátil. Hiro no estaba loco, simplemente que salvo los típicos bandidos de los que se escondía, rara vez se encontraba con otra persona medianamente normal o cuerda. Por eso mismo, para evitar volverse loco por no hablar con nadie, decidió trabar una surrealista amistad con su aparato. Y lo cierto es que se llevaban muy bien.
Eso le recordaba a Hiro a su relación con su perro Gabo, de cuando él no era más que un renacuajo comemocos de cuatro años. Por aquél entonces, en sus solitarios viajes por el mundo, tenía ya 23. Aunque en otras circunstancias todos lo habrían visto como un muchacho en la flor de la vida, Hiro se veía a sí mismo como un auténtico machote, forjado en las duras arenas del mundo real. Tener una autoestima así de alta era otra de las razones por las que todavía no se había vuelto loco.
Eran su amistad con Tomstone y su masculinidad supuestamente adulta los aspectos existenciales que lo habían estado manteniendo cuerdo. Bueno, esas cosas y una más. Y quizás ésta sea la más importante. Puede que él no fuese más que una simple persona en un duro mundo en el que adaptarse o morir, pero lejos de existir resignado y ajeno a todo, quería con todas sus fuerzas ver antes de morir (él esperaba que fuese de vejez) al planeta Tierra restaurado. No tenía por qué ser el mundo entero, pero sí por lo menos que empezase a resurgir la verde naturaleza, que desapareciesen las lluvias de ceniza, que las personas olvidasen aquél penoso episodio, como muchos otros, de la existencia humana. Vivir o morir era una mentalidad dura y cierta, pero Hiro seguía sin aceptarlo del todo.
Bien es cierto que en más de una ocasión tuvo que matar para salvar su propia vida, y quisiera o no, en cierto modo se arrepentía. En ese sentido, pensamientos contrapuestos se le pasaban por la cabeza continuamente e incluso en ocasiones le quitaban el sueño.
Como no tenía a nadie con quien tratar semejantes temas, los hablaba con Tomstone. Ésas mismas conversaciones se repetían regularmente sin que Hiro se diese cuenta de ello.
- Amigo mío, ¿qué dices tú? Algunas de las muertes que yo mismo he causado me comen la quijotera sin parar. Suerte que nunca han sido niños, sólo bandidos desagradables que por el simple hecho de hacer lo que hacían merecían morir. Sin embargo, y pensándolo fríamente, al igual que yo, lo único que quiere esa gentuza es sobrevivir. A su manera, es cierto, y yo me opongo a ello. No deja de ser el instinto de supervivencia humano, quizás llevado al extremo, o quizás es así como somos realmente. No lo sé, ya casi he olvidado gran parte de cómo era yo antes de toda esta gran tragicomedia humana. Me reía y lo visionaba con fascinación cunado veía las películas, pero esto es demasiado. Lo que quiero es una utopía, una en el buen sentido, amigo. Sino sería una distopía. Hm, ¿tú que dices? Hoy te noto más triste que de costumbre- le preguntó Hiro al aparato al darle una palmada en el lomo.
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Hirokano
Ciencia FicciónLa historia de un muchacho que vaga solo por un yermo desolador acompañado de su fiel amigo. Juntos e inseparables marchan hacia el futuro incierto.