El inicio 1.2

35 1 0
                                    

Había pasado ya una semana, el pequeño Aiden se había puesto mal y se había tenido que quedar en el hospital

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había pasado ya una semana, el pequeño Aiden se había puesto mal y se había tenido que quedar en el hospital.

Lamentablemente le diagnosticaron una enfermedad terminal y posiblemente todo el tiempo que viviera seria en el hospital, Drew se había ido con su abuela, ella lo cuidaría todos los días hasta que su madre volviera y el padre volvería al trabajo, aveces pensaba que los pequeños bebes de APOLO tenían más suerte que su mismo hijo pero cada día que pasaba se alegraba de que su hijo no hubiera sido parte de esto.

Los niños se desarrollaban más rápido que los demás, al año ya podían caminar y la mayoría de sus diente ya les habían salido, podían formar oraciones y comer como cualquier niño grande.

Niños y niñas seguían naciendo pero se habían cerrado el numero en 100, solo habría 100 niños genéticamente modificados en la primera división, ellos no tenían súper poderes, tampoco eran niños genios, ni diferentes lo único que los hacia especiales era que sus genes estaban modificados para la apariencia, tendrían la misma salud que otro niño pero serían inmunes a lo que APOLO llamaba virus LV-98, en efecto esto seria la mejora de la humanidad, curaría enfermedades, haría humanos desarrollados o al menos eso pasaría.

A los dos años Dean era completamente independiente, sabia hablar perfectamente al igual que caminar, no usaba pañales y era la perfecta imagen de los hijos de APOLO como los solían llamar.

Rick se había hecho cargo de Dean pues el se había quedado huérfano como algunos de los chicos.

Dean solía pensar que era un internado para chicos listos o al menos de eso se encargaba de decirle Rick, tenía pruebas día y noche. los primeros años solo eran pruebas pequeñas, colores, números ahora era diferente.

Dean pasaría a tomar las pruebas de niños grandes o pruebas finales que definían si había sido un excito o un fracaso.

—Mañana será un gran día, ¿Verdad Rick? —preguntó entrando en la cama.

—Claro que si Dean, será mejor que descanses —respondió tiernamente.

El chico cerrando sus ojos se quedo dormido de inmediato, como casi todos los demás chicos.

Dean entro a una habitación blanca su cabello castaño, sus ojos grandes y marrones hacían ver al pequeño mas tierno de lo posible.

Vestía con su pequeño traje blanco, su ropa estaba diseñada para ellos sin bolsas, solo una playera de algodón suave al igual que su pantalón.

La silla frente a él estaba demasiado alta pero sin ayuda de nadie logro subirse a ella, en frente tenía un botón rojo, la pared mostraba un vidrio que dejaba ver a un muchacho, este tenía los ojos vendados y estaba sentado en una silla con cables conectados, esta prueba era definitiva si fallaba no podría seguir en ese lugar.

—Buenos días Dean —saludó Beth entrando a la habitación.

—Buenos días directora –respondió Dean sonriente

El hijo de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora