Ya casi los teníamos acorralados, el jefe de la mafia y sus secuaces cercanos. En cualquier momento nuestros autos estarían pegados.
¡Bingo! Logramos hacer que se detuvieran, se bajaron y comenzaron a disparar, mi colega y yo hicimos lo mismo, cubiertos por un auto. Solté un grito de advertencia.Jhon: ¡Entrégate Muhamed Escobar!
De repente, entre tantas balas, un niño con un canasto verde lleno de comida comenzó cruzarse en el tiroteo, y todos paramos los disparos.
Dylan: Disculpen, ¿gustan algo de comer?
.
.
.Hubo un silencio y luego uno de los criminales levantó la mano, a lo que el niño se dirigió a él.
Jhon: ¡Yo también quiero!
¿Qué? No iba a desaprovechar una oportunidad así, ¡tengo hambre!
Al final, todos compramos, incluso el niño sacó algo para él y compartimos una bonita merienda.
Cuando el niño se fue le pegué un tiro a Muhamed Escobar y los arresté a todos.TheSpringGreen (?
ESTÁS LEYENDO
Las Pendejadas del Green
De TodoEste es un vertedero, tendrá ensayos, historias autoconclusivas, tráilers de mis libros futuros, etc. Sé libre de pasarte, tal vez encuentres algo que te guste.