🌿 || Capítulo Único

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私は今日それをやりません

Me encontraba en la azotea de la escuela

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Me encontraba en la azotea de la escuela. Ya era hora de salida y no había absolutamente nadie en clases, por lo que el lugar se encontraba totalmente vacío.

Era mi oportunidad.

Estaba a punto de quitarme los zapatos, cuando vi a un chico a lo lejos.

Estaba usando unas grandes y redondas gafas que tapaban sus hermosos y brillantes ojos esmeraldas, que por cierto, se veían tristes y vacíos. Se encontraba de pie y agarrado de la baranda, se podía deducir fácilmente lo que estaba pensando hacer.

—Hey—. El chico de lentes volteó a mirarme algo sorprendido por mi presencia, pero luego giró lentamente su mirada hacia adelante otra vez.— No lo hagas.

Fue lo único que atiné a decirle, las palabras simplemente salieron de mi boca. En realidad, no es como si me importara de todas formas, simplemente no me gustaba que él haya llegado antes que yo.

—Estábamos hechos el uno para el otro, o eso fue lo que creí— contó el chico mirando el suelo, probablemente esta era la típica historia que se escuchan en estos casos.—Yo... solamente quería gustarle, éramos muy buenos amigos, pero de un día para otro empezó a tratarme mal...

No sabía explicar por qué, pero sentí una increíble sensación de molestia en el pecho.

—¡¿Estás bromeando?! ¡Qué descaro tienes de llegar aquí antes que yo por una razón tan tonta!—grité haciendo que él se sobresaltara del susto— ¿Estás deprimido porque no puedes tener lo que quieres? ¡Tienes suerte de que nunca se te ha sido arrebatado nada!

Ambos nos quedamos en silencio. El chico de lentes sonrió melancólico.

—Me siento mejor ahora que he hablado de ello— dijo con una pequeña sonrisa, mientras volvía a ponerse sus zapatos y caminaba hacia a mi— Gracias, Midoriya.

Y se esfumó.

"Hoy no, no puedo hacerlo hoy"


[...]


"Muy bien, lo haré" —. Me dije a mi mismo mientras me quitaba los zapatos, pero antes de que pudiera hacerlo, un chico bajito apareció en mi campo visual. Al igual que al chico de lentes, se encontraba sobre la baranda del balcón, podía notar sus intenciones. Me acerqué para hablar con él.

—Me siento muy solo...— susurró aquel chico bajito con lágrimas en los ojos— Todos en mi salón me odian y me dejan de lado por no ser como ellos. Me hacen la vida imposible cada vez que pueden. Todos me ignoran, me lo han arrebatado todo. No pertenezco a ningún lugar...

Nuevamente sin saber por qué, me sentí furioso.

—¡¿Estás bromeando?! ¡Qué descaro tienes de llegar aquí antes que yo por una razón tan tonta!— exclamé otra vez lo mismo que ayer, haciendo que el chico bajito soltara aún más lágrimas—  A pesar de eso, en tu hogar aún te aman y siempre hay una deliciosa cena esperando por ti ¿Verdad?

El chico bajito asintió levemente mordiéndose el labio, intentando calmar sus hipidos.

—Estoy hambriento...— susurró, poniendo luego una pequeña sonrisa melancólica.

Aún con unas cuantas lágrimas se puso los zapatos y se fue caminando, no sin antes agradecerme.


"Bueno, al parecer tampoco será hoy"

[...]


De esa forma, hablé con varias personas en casi la misma situación y a todas las convencí de no saltar. De alguna manera encontraba razones por las cuales aún podían volver a casa; sin embargo, hasta este día no había podido encontrar a nadie con quien compartir mis penas.

Hasta este día, porque hoy por fin encontré a una persona con los mismos problemas que yo, o bueno, algo parecidos.

—Vine aquí simplemente esperando borrar cada uno de los moretones que me han hecho y siguen haciendo cada una de las personas que quiero.—dijo aquel chico con abrigo amarillo y pecas.— solo quiero que desaparezcan...

Las palabras volvieron a salir por sí solas de mi boca. Realmente no me importaba de todas formas, pero terminé diciéndole algo que ni yo mismo me creo.

—Simplemente no lo hagas—. Fue un desesperado susurro, casi inaudible— No saltes.

¿Qué se supone que debería hace en esta situación? No puedo detener a este chico y tampoco tengo el derecho de hacerlo, no encuentro ningún motivo para darle. Es muy doloroso para mi ver que esto sea así, por lo que pensé que lo mejor sería dar media vuelta e irme.

—Entonces no lo haré— su voz hizo que detuviera mi paso. Él bajó su mirada, se puso los zapatos y luego se fue, no sin antes agradecerme.

"Lástima, no puedo hacerlo"


[...]


Al día siguiente subí a la azotea al fin de clases como ya era de costumbre para mi. No había nadie que haya llegado antes que yo, para mi buena suerte. Solo estaba yo conmigo mismo y nadie más, al fin en paz.

Nadie se entrometerá por mi camino, nadie me dirá que me detenga o escuchará atentamente a mis problemas, pensé mientras me quitaba mi abrigo amarillo.

Aún estoy solo, sin nadie más. Ignorado y con el corazón partido en mil pedacitos, pensé mientras me quitaba los lentes y dejaba al descubiertos mis hermosos ojos esmeralda, que estaban llenos de rebeldes lágrimas que escapaban sin permiso.

Ahora mismo aquí, en este preciso instante, este chico bajito y lleno de moretones va a saltar.



"Quien lo diría, sí pudo ser hoy"

𝐍𝐨𝐭 𝐓𝐨𝐝𝐚𝐲【BHNA】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora