Oye! Este no es un libro que te enseñe sobre modales. Aquí no encontrarás las claves para ser una princesa y menos para ser una "princesa vaga".
¿Quieres saber quién es una Princesa Vaga, verdad?
¿Quieres saber si tu te puedes identificar con una?
...
Alex y Nathan estaban llegando muy justos a la fiesta que organizaba la compañera y amiga de Nate en el magnífico Palacio Tattersall de Palermo. Nunca, nunca llegaban a horario a ningún lugar. No es porque lo adoraran ni porque lo hicieran a propósito, bah, quizás no tan a proposito, sino que siempre dejaban todo para último momento. ¿Les suena parecido a alguien? ¿Se sienten identificados?.
- Alex! Maneja despacio tío! Más lento Alex! Por dios! Joder!. Cuidado ese viejo que esta parado ahí en la... fuum. Increíblemente le había pasado muy cerca a un muchacho que vestía una camisa a cuadros y lo que parecía un sweater gris oscuro, que le quedaba bastante chico de talle. - Perdón Señor!. Gritó Nate por la ventanilla del auto de Alex. Un Ford Orion gris plata oscuro, motor 2.0, modelo '97. Alex amaba ese auto. Se lo habían regalado para su 17 cumpleaños y aunque le habían ofrecido de cambiarlo varias veces ya, se había negado efusivamente. Realmente amaba ese auto.
Nate enciende un cigarrillo, y largando una bocanada de humo suspira y dice: - Alex, un día de estos vamos a matarnos amigo. Tienes que ser más prudente.
- Ya basta, Nate. Estas muy nervioso. Venga tío, "descorcha" ese whisky que compramos. Quiero darle unos besos. Jaja. Ríe nervioso.
Por su cabeza aún circulaba la última imagen de Vanesa dedicandole esa estúpida y dulce mirada a Nate. ¿Pero por qué seguía con eso?. Basta se dijo a sí mismo, y movía sus dedos enérgicamente mientras se mantenía firme al volante. ¿No les ha pasado que muchas veces, perdidos en sus pensamientos, gestualizan y de mueven de formas muy graciosas para los demás espectadores?. Bueno, así era Alex.
- Alex. ¿Que te pasa? Estas muy callado. Jaja. Tú cuando estas callado es porque algo ronda en tu cabeza. Y eso generalmente es muy peligroso siendo tú. Jajaja.
- Ja ja ja. Que tío más gracioso eh. Rié irónicamente. Y al final, los dos estallan en risas complices.
Claro. ¿Cómo podrí estar enfadado, celoso de su mejor amigo?.
- No pasa nada Nate, tan solo pensamientos al volante, pero como dijo un viejo, pensar mucho no es bueno y de tristeza se fué al cielo🎶🎤. Recitaron los dos aquella parte de la canción "Se fué al cielo" del disco Buén día de Intoxicados. Gran primer disco. Gran canción. Solían cantarla muchas veces juntos o tararearla seguido y contagiarse mutuamente.
- Tío! Joder! Me he olvidado de decirte de pasar por lo de mis padres! Tengo este sobre para mi madre que es importante, pero llegaríamos muy tarde.
- No te preocupes, mañana temprano, antes de ir a almorzar con ellos lo voy a recordar y se los daremos luego. ¿Te parece?
- Vale. Vale. Uff, son 20.50. Debemos estar 21hs en punto adentro de ese salón. ¿En cuanto llegaremos Al?
- 5 minutos, bro!. Y Alex pisa el acelerador, convirtiendolos en una línea roja en aquella "fotografía" de larga exposición en la ilumimada y fría noche de Buenos Aires.
Lo que no sabían estos dos. Es la suerte que correría ese "tan importante" sobre de papel. Aquel sobre blanco tenía los resultados del estudio de Tomografía que la madre de Nathan se había hecho la semana anterior, la cuál, le había pedido encarecidamente que por nada del mundo se enterase su padre y que por nada del mundo vaya a perder. Nathan los había ido a buscar a la clínica de imagenes de Medrano y Av. Corrientes, ya que el médico se los entregaría personalmente. Y así fué, con la diferencia de que Alex se hizo pasar por Nathan, ya que este último se había quedado dormido, planchadisimo, puesto que había rendido un examen oral de cirugía y no había dormido nada la noche anterior. Obviamente Alex se hizo cargo y cumplió con el mandado. A todo esto. Algo grande ocurriría en la vida de Nathan. Algo que lo marcaría para siempre, o por lo menos, durante parte de su vida adulta.
- Hemos llegado señores!. Como le gustaba decir a Alex, aunque solo fueran ellos dos los que estuviera a bordo de ese vehículo. Creo que hubieramos pensado mejor si veníamos en taxi Nate. Digo, por los controles de alcoholemia que habrá cuando termine la fiesta.
- No te preocupes. Ahora es el momento de divertirnos, tío!! Joder!. Nate grita efusivamente con una sonrisa de oreja a oreja, que ganas tremendas tenía de ver a Lucy. Se moría de ganas de que llegara este momento. Hoy se lo iba a decir. Hoy le diría que se moría por ella.
- Ahora tú eres el relajado. Jaja Qué increíble!. Dice Alex, moviendo la cabeza de lado a lado y dejándose llevar por el envión de su querido y enamorado compañero.
Le dejan las llaves a un simpático Valet Parking y se dejan llevar por la multitud que extasiada por el evento de esa noche aún seguía arribando al salón palermitano. Noche mágica si las había. Los dos estaban increíbles, de smoking negro con moños, Alex de moño rojo carmesí y Nathan de moño negro satinado. Dos galanes. Pelo recientemente cortado. Perfumados. Eran los famosos "muñequitos de torta".
Ya adentro del imponente salón de eventos, Nate le envía un mensaje de texto a Lucy, que al instante responde:
- ¿Dónde demonios estaban?. Dios! Nathan tenían que ser puntuales. 21.05. Bueno, esperenme en la sala que contigua a la galería cubierta que esta apenas entran. Les enviaré a alguien.
Al minuto, un empleado del salón los llama a la corta distancia, se presenta y los invita a seguirlo a travez de la hermosa galería cubierta, atravesando uno de los jardínes laterales hasta una puerta que sería del Anexo al Salón Principal. Era una fiesta de lujo. Estaban admirados de tanto brillo. Aún atónitos, escuchan que una voz un tanto chillona los llama.
- Si seran colgados eh! Los estaba esperando. Tengo que darles las instrucciones de mi entrada sorpresa. Entraré al salón principal y ustedes se levantarán y me acompañarán al centro de la pista. Allí. Diré algunas palabras al micrófono halagando a mis invitados, agradeciendo su concurrencia, y apenas termine con los agradecimientos, soltaré el micrófono y "explotarán" las luces y la música para un show de entrada. Eso dará el inicio de la velada y la presentación de los menúes de la cena. ¿Entendieron?.
Con los ojos como dos huevos fritos y la boca semi abierta asienten con la cabeza. Se miran entre sí. Y vuelven a asentir. Casi espasmados ante tanto protocolo y ceremonial.
La fiesta señores. Estaba por comenzar.
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