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La alarma no sonó, no hay agua caliente y el refrigerador está vacío.

Mi día simplemente no podía ser peor. Oh, espera, mi auto no encendió esta mañana.

¿Hay mejor manera de empezar la semana?

Por si fuera poco, la parada del autobús está a más de tres calles y mi turno está a punto de empezar en quince minutos.
Mi jefe me lo advirtió, si llegaba tarde una vez más todo iba a acabar... y supongo que lo primero que escucharé al llegar a aquel tonto trabajo que ni siquiera me gusta será "Estás despedido, Ryan, gracias por nada".

En cuanto el autobús paro frente a mi y la puerta se abrió, una mujer con cara nada amigable me miró con desprecio... como si su vida fuera mejor que la mía, já.

El autobús va lleno, era lo último que quería, hace años no pisaba un autobús y ahora parece que regresó a mis tiempos de Universidad. Hay solo un asiento libre y no tardo en ocuparlo.

El chico junto a mí me mira con una sonrisa, una bella sonrisa que sorprendentemente logra calmarme.

Una Bella Sonrisa de un Chico BelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora