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Hemos salido al rededor de tres veces ya, es una persona maravillosa y sin duda de quien cualquiera podría enamorarse. Quería gritar que me gustaba, quería que todos lo supieran, que me gusta aquel chico maravilloso de sonrisa perfecta y ya no me lo iba a guardar.

Hoy se lo diría. No sé si me correspondera, estoy preparado para el no, siempre fui el chico al que todos rechazaban. Pero en dado caso de un si, no sé que pasaría, ¿empezariamos a salir? Supongo que vale la pena intentarlo.

Saldríamos a cenar, él me había invitado y habíamos quedado de vernos en una plaza cerca del restaurante a donde iriamos.

—Quiero hablar contigo de algo serio —empecé, claramente nervioso.

—También quiero hablar contigo —sonrió— pero empieza túm si quieres.

—Bien —respiré hondo— el día en que te ví por primera vez, todo en mi día había ido mal, se me hizo tarde, ni siquiera había desayunado y tuve que bañarme con agua fría —solté una pequeña risa— en cuanto entré al autobús, tu sonrisa me atrapó al instante, fue la primera vez que dude de mi heterosexualidad, no te miento... y ahora estoy seguro, me gustas —lo miraba directo a los ojos, preparado para una expresión de desaprovación, pero en cambio recibí una sonrisa aún más grande.

—No era exactamente lo que te iba a decir, pero creo que tu lo has dicho de mejor manera —¿esto significaba que me correspondía?

—¿Quieres salir conmigo? —me apresuré a peguntar, a lo que él asintió.

Una Bella Sonrisa de un Chico BelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora