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El día empezaba mal nuevamente, la alarma no volvió a sonar, mi pequeño perro ha hecho un desastre en toda la casa con los cojines y no hay ni siquiera fruta para desayunar algo, otra vez.

Llegué antes a la parada del autobús y una señora con tres niños llorones y molestos está a mi lado, por si fuera poco, el autobús no llega y he comenzado a desesperarme más.

Tras quince minutos de estresante espera junto a la mujer y sus niños llorones, por fin llega el autobús y a estas alturas han pasado dos cosas buenas; la señora no subió en el mismo autobús y una sonrisa hermosa me recibe en cuanto entro al autobús. Y hoy sí será el día. Me siento a su lado y le sonrío de vuelta.

—Mi nombre es Ryan —me presentó con la misma sonrisa— creo que iba siendo tiempo de conocer más que nuestro rostro.

—Justo pensaba lo mismo —extiende la mano— Asher.

Una vez más vuelvo a escuchar su voz y no puedo decidir que me ha gustado más. Su sonrisa, su voz o el hecho de al fin saber su nombre.

Una Bella Sonrisa de un Chico BelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora