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Volteaste a verme con un rostro de asombro y preocupación, yo de igual forma de alteré un poco pero pronto volví a recuperar mi calma.

Te felicité por haber ganado, tú no me respondías, tus mejillas estaban súper rojas.

No sabía que decir en ese momento tan único.

Ambos continuamos con nuestros caminos y terminaba el día.

Pasaron semanas, al parecer te dabas cuenta de mi existencia, al verme tus mejillas se ponían coloradas.

Ahora sentía esa mezcla de ternura y admiración hacia ti, junto con la curiosidad de saber cómo eras realmente.

A la hora de comer, tu mesa estaba llena de chicos, tu siempre te sentabas sola pero ellos te seguían para molestarte.

No sé cómo describí este sentimiento, era una confusión por querer que te alejaras, pues yo quería estar ahí.

Tu solo atinabas a actuar fría con ellos pero de vez en cuando te reías.

Yo quería causar tu risa y no sabía el porque.

Soy Quien Te AmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora