最悪の日

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Comenzó. Empezaba a amanecer, y aunque los tibios rayos del soy ya se entrelazaban traspasando las ásperas cortinas de la habitación, todo permanecía obscuro.
se paró de la cama dirigiéndose al mismo abismo de todos los días, comió, o eso es lo que intentaba hacer hace años, pero ya no podía hacerlo de la misma manera.

Todos los días el abismo de su rutina la invadía en su océano de tortura, tras comer 3 lamentables galletas la chica se dirigía al baño y se paraba en la dichosa báscula, cada día marcaba algo distinto, y cada día tragaba más agua salada de aquel océano.

Quizás lo que el destino tenía planeado para aquella joven haría que cambiará o quizás, que tragara más agua...

-hoy es el último día que nos podremos ver... Perdóname...

-¿Por qué dices eso? ¿Paso algo?

-me iré de este lugar... Y no creo volver...

Fue ese el mensaje que tuvo que recibir aquella joven para no querer perderlo también a él, sin haberlo pensado dos veces tomo su ducha rápida, se vistió y tomo las llaves de aquel apartamento, lleno de secretos, llantos, pensamientos no adecuados, sangre no deseada, noches sin dormir y la eterna conversación con las paredes.

Ya recordaba porque no le gustaba salir de casa, las miradas de la sociedad, desfilan las pupilas de las personas recorriendo su ser. Pero a ella, a ella solo le interesaba él, o por lo menos poder despedirse, darle su último abrazo, seguido del abrazo, de esas ganas de no querer irte, de esa sensación de vacío en el pecho y es que si alguien así de importante se va como si nada el órgano vital deja de latir de la misma manera y lo único que te mantiene con vida, son los pulmones, esos pulmones que caducarán en unos años si pobre chica sigue con sus cajetillas diarias.

La noche caía y con ello su desesperación por no poder encontrarle, a lo lejos vio un grupos de mal nacidos, intento dirigir sus pupilas a un camino menos muerto, pero no pudo, esa era la opción, o verle por última vez.. o que se vaya sin su abrazó, la chica miro a aquellos matones con su mente en blanco y exhaló [...]

El chico esperaba por el abrazo de esa chica, de la chica que le movió los planes de su vida fríamente calculada, la que le hizo pensar más y actuar mejor, las estrellas se comían el cielo pero la chica aún no aparecía, la preocupación invadió al chico y saco uno de esos dichosos cigarrillos que a aquella chica le agradaban y le daba curiosidad probar, porque perdería el toque que el chico les daba, recordó su sonrisa y escucho el último tren entrar a la estación, la estación donde el miedo se deja atrás, aquella estación por donde todos escapan para volver siendo valientes, miro el reloj y marcaban las 23:30 se dirigió hacia la pizarra donde salen la llegada y partida de los trenes, pero desgraciadamente ese era el último tren...

El chico miraba al tren y las escaleras del subterráneo, esperando que aparecía la chica por ahí, pero no hubo respuesta.. con el dolor de su alma el chico subió al tren.
miraba por la ventana y tocaba su pecho, con un dolor extraño como si algo malo pasaba, el tren se echó a andar y por la mejilla del chico callo una lágrima, la seco de inmediato pero le siguió otra lagrima, saco su celular y envío su último mensaje.

-pensé que te podría ver por última vez... Creo que este es nuestro adiós y aquí se acaba la cajetilla.. te quise.

Saco su libreta, esa de tapas negra que la chica le regaló, el bolígrafo que le obsequió una anciana de un café y se puso a escribir, quería distraerse pero no podía, pensaba que la chica quería olvidarse de él, que deseaba apagar el cigarrillo que ambos fumaban, así que le escribió su carta, su adiós y sus ganas de no haber encendido ese pequeño pero dañino cigarrillo [...]

Vamos tú puedes has pasado por mucho puedes simplemente pasar entre unos chicos, vamos será la última vez que lo veas, ten el coraje de ir hacia él por última vez... Eso era lo que susurraba la chica con su aún ansioso deseo de poder ver a su chico una última vez.

Poco a poco la chica se acercaba, para poder pasar y dejar a tras esos mal partidos y seguir su camino hacia los brazos de su chico. Intento pasar lejos de aquel grupo, para que no notarán de su existencia en aquel momento, pero, todos dirigieron su mirada hacia la chica, se detuvo un segundo y siguió su camino, aquellos matones la siguieron, y dos de ellos le dieron las últimas palabras que aquella chica escucharía "¿adónde vas pequeña?" "¿por qué vienes aquí a esta hora sola?" "debiste tomar otro camino" si algo le molestaba a la chica era esos mal nacidos que atacan en grupo, la chica se volteó y le golpeó a uno, miro a los demás y sacaron sus malditas cuchillas, la chica solo deseaba abrazar a su chico, no tuvo opción, tuvo que correr, es ahí cuando la chica se arrepiente de sus cajetillas diarias, los dejo atrás pero estaba cansada, de rodillas en el piso tratando de recuperar el aliento.

Se paró y continuó su camino, no pudo dar más de dos pasos cuando sintió un dolor muy fuerte en su estómago, un ardor, algo sin explicación, miro y solo la luz de aquel farol alumbraba la calle, tocó su estómago y como no tenía pensado vio sangre seguido de su segundo dolor al otro extremo del estómago, callo al piso, a la chica no le importo perder sangre, ella solo quería despedirse, callo al piso con lágrimas en los ojos y seguidos de su último suspiro que susurraba "lo siento."

El chico llegó a su destino, a su habitación, simplemente se recostó en la cama, sentía una incomodidad su parte trasera, metió la mano en el bolsillo y vio aquel llavero que le regaló la chica seguido de su cajetilla de cigarrillos favoritos, los miro con odio y lágrimas de desesperación las tiró contra la muralla, puso su cabeza en aquella almohada e intentaba concidiar el sueño, cerró los ojos e imagino a su chica[...]

Mientras el chico soñaba el cuerpo de la chica iba en una camilla en la que la sirena alarmaba a todos.

-¡Carga doscientos!-El cuerpo de la joven inerte se impulsó contra la camilla pero su cuerpo continuó inerte.

Carga trescientos!-El hombre repitió el mismo procedimiento sin éxito. El cuerpo de la muchacha quedó en aquella camilla fría [...]

El chico soñaba y veía a su chica vestida tan hermosa y sencilla como siempre, ella lo miró con pena, con tristeza le abrazo y le dijo.

-gracias por cada hermoso cigarrillo fumado viendo el atardecer juntos, perdón por no llegar a abrazarte y despedirme de ti pero hubo un inconveniente, sé feliz y vuelve siendo valiente, desgraciadamente no nos volveremos a ver, este es el adiós menos esperado de mi vida, te quise.

El chico despertó de golpe, asustado, tomo el celular y marco al número de su chica pero no contestaba, tenía ganas de volver pero no podía así que mandó su último mensaje.

-Te quise y te querré, pero no volveré hasta ser valiente, como prometí alguna vez serlo.. adiós..

El chico mando el mensaje sin saber que jamás vería a su chica.. sin saber que el frío que sentía en la cama, entre las sábanas, permanecería siempre.

Adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora