El principio y el fin

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Siempre tuve una filosofía un tanto arrogante... Todas las personas dicen que soy sádico. Lo único que deseo es amor y comprensión pero... Seamos realistas, ¿acaso no terminaremos siempre sufriendo?

Mi nombre es Routh, tengo 16 años y mi sueño es terminar con esta sociedad tan hipócrita e injusta. Mis padres murieron, ambos por un accidente de tráfico. Ahora vivo solo, trabajando de sol a luna para ganar una miseria con la cuál compraré una barra de pan que me sirva tanto de comida como cena. Tengo un perro con el que comparto mi comida, el pobre no puede disfrutar del salado y crujiente pienso para perros. Pero Grither se conforma con un trozo de la barra. Me dan escalofríos tan solo pensar que se pueda morir de hambre. Siempre menea la cola de derecha a izquierda, derecha, izquierda, derecha, etc. El sonido de su jadeo combinado con el corte del aire debido al meneo del rabo me hipnotiza, tanto que me suelo quedar dormido.

Un día, cuando me quedé dormido, una amiga fue a visitarme a mi casa. Tocó a la puerta. Acto seguido la puerta se calló de tal forma que consiguió despertarme.

-¿Q...Quien es?-pregunté con la vista borrosa.

-Nadie♪...-contestó ella, a la cuál reconocí de inmediato por aquella voz tan tierna pero abrumadora como el viento que sopla en una colina.

-¿Porqué éstas aquí, Irika?-pregunté aun tumbado en suelo con Grither lambiendo mis dedos con su húmeda y viscosa lengua.

-Tenía ganas de verte, Routh pedazo de vago. ¡Por cierto, valla casa te has currado! Que resistente es por favor.

-No me culpes, es mi jefe que no me deja alternativa.-Dije mientras me levantaba y me sacudía.

-Bueno, bromas a parte... ¿Te ayudo a recoger la puerta?

-Sí, gracias Irika-Respondí con un tono burlesco.

-Lo siento... De verdad, sé que no es culpa tuya. Ya sabes lo buenos amigos que somos, ¿no?

En ese instante empecé a reír a carcajada fuerte. Justo después me salió una sonrisa de dentro y mi alma me hizo decir:

-Por supuesto que sí, aunque yo quería...-Me rectifiqué enseguida poniéndome la mano en la boca.

-Sí, lo sé.

-???

-Yo también t-

El vacío del cascarónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora