Capítulo 10. ("El Moustrito")

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Con el paso de los meses, mi obsesión por la comida era cada vez más frecuente.
Empeze a saber de memoria las calorías de cada comida...
Había aparecido una voz en mi cabeza que me castigaba tanto cuando solo abría la boca, o sentía el olor a alguna comida.
Ese moustro, que me hacía llorar y era tan pero tan difícil de controlar, con una sensación de hartazgo y a veces violenta.
Si violenta porque esta enfermedad no solo era de "No poder comer"
Más adelante eso cambió.
Y el problema era el "No querer comer".
Más sueño, cambios de humor repentinos y la voz esa puta voz.

Diario de una AnorexicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora