Me despierto y enciendo el móvil, y lo primero que veo es tu hermosa sonrisa. Me encanta que me mandes tantas fotos tuyas, porque así puedo tener muchos fondos de pantalla. Es complicado elegir cuál poner porque en todas sales despampanante. Cojo los auriculares y los conecto a mi celular para poder oír el audio mañanero que me has enviado.
—"¡Qué tengas una buena mañana, Yoongi!" —exclamas al otro lado del móvil—. "¿Sabías qué mi profesor no ha venido? ¡Y yo que me despierto temprano por él!"
A veces se me olvida que todavía vas al instituto y tus clases empiezan un poco antes que las mías. Con una sonrisa en el rostro, decido mandarte un mensaje también. "Que tengas un buen día también, Hobi", te envié.
Un poco desganado, me levanto de la cama y hago mi rutina habitual. Me ducho, me cepillo los dientes, me visto, etc. Mi móvil vuelve a vibrar. Lo enciendo y es un mensaje tuyo. Ilusionado como un niño pequeño, entro a la aplicación y veo que me has enviado una foto junto con un compañero de clase. Es bastante atractivo, de peculiar sonrisa cuadrada. Qué envidia. O no. Mejor dicho; qué suerte tengo. ¿Por qué suerte? Porque te rodean muchos chicos atractivos. Si yo estuviese ahí, no me harías ni caso. Soy feo y estoy un poco gordo. No importa el carácter que tenga, al fin y al cabo, hoy en día sólo importa el aspecto físico. Tengo suerte de poder hablarte a través de una aplicación. Nunca te he enviado una foto, no me atrevo, no quiero que me veas y dejes de hablarme por cómo soy físicamente. Sé que no eres así, pero el miedo se mantiene. Muchas veces insististe porque te daba curiosidad saber cómo es el chico con el que hablas tan diariamente, pero al final siempre lograba cambiar de tema. Me avergüenzo de mí mismo y es algo que no puedo evitar, y mucho menos teniendo una familia que no paran de decirme cuán desagradable soy a la vista.
Nunca le he dicho a nadie cómo me sentía, la verdad; no suelo abrirme mucho con las personas, me autocritico y degrado por tener una personalidad un poco oscura, pero cuando hablo contigo es como si se me iluminase todo. Puedo hablar sin miedo, compartir opiniones y demostrar sin miedo mis sentimientos. Me alumbras a cada palabra que dices, me alegras el día y me haces sonreír cuando te respondo. Por ello, te pido que nunca me faltes. Ya me has dicho diversas veces que me quieres, así que te ruego que nunca me dejes de querer al igual que yo te quiero con locura. Te pido que continúes alegrándome cada mañana con tu voz y tus palabras, sacándome una sonrisa al igual que yo también quiero que sonrías, porque te quiero mucho Hoseok, te amo a gran medida. Espero que sigas ahí cada día, hablándome y reconfortándome. Te amo.
[...]
No pude soportarlo más. Es un infierno estar lejos de ti. No poder abrazarte, decirte esas cosas bonitas que tanto te avergüenzan por mensajes, no poder probar esos labios finos y rosados que tienes. Hace mucho me dijiste que vives en Gwangju, así que ahí es adonde me dirijo. No planeaba quedarme más de una semana, principalmente porque no podía posponer mis estudios por mucho tiempo, pero al menos podré verte. Tal vez te desagrade mi aspecto, sin embargo, planeo decírtelo todo cuando te vea; cómo me siento al despertar con tu foto, cómo me animas cada lúgubre momento, cómo anochece y tú sigues conectado para seguir hablándome y dándome ánimos cada vez que tengo un examen.
Gwangju es un lugar enorme. Me dijiste que tus padres tienen un bar, así que me paseé por toda la ciudad para encontrar el local en el que trabajas. Estaba yendo por la mañana, así que lo más probable es que estuvieras en el instituto estudiando arduamente, porque tus exámenes se aproximan. Entré a un establecimiento que era un poco pequeño, pero bastante acogedor, como entrar a un hogar en el que se rebosa mucho amor. En cuanto vi las caras de los dueños, supe enseguida que eran tus padres. O sea, ¿qué esos labios tan bonitos los sacaste de tu madre? Y por lo que veo, tus bellos ojos avellana provienen de tu padre.
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One shots de Hoseok x BTS.
FanfictionSimplemente mini historias que salen de mi cabeza. Cada capítulo puede contener más de mil palabras o menos.