Parte 2

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2. Nunca hurgues las cosas de otros si no quieres verte comprometido con la situación

De la lluvia apenas quedaban las gotas de rocío que se veían entre las plantas y partes de edificios. El samurái carmín y la china de blanco se habían quedado en el silencio del atardecer. Un silencio interrumpido por el primer mencionado.

-Vamos

-¿Eh? ¿A dónde? – la chica pregunta con sorpresa

-¿No es obvio? A cambiarnos de ropa. El cuartel queda cerca y nadie nos va ir a molestar allí

Kagura se lo pensó un momento, pero al final lo acompaño en silencio y Sadaharu los siguió. No deseaba quedarse sola tan pronto y esa tristeza volviera a embargarla nuevamente. Cuando por fin llegaron la puerta principal tenía cintas amarillas. Unas caídas y otras puestas de nuevo. ¿Quién diría que en el nuevo gobierno los perros del Bakufu son los enemigos más buscados? Sougo no tuvo que abrir demasiado la puerta más que lo suficiente por el perro gigante de la China. Cuando todos estaban dentro, Okita volvió a cerrar la puerta y guió a Kagura su habitación, mientras que Sadaharu se quedó en el jardín.

Ya dentro de la habitación, Sougo se dirigió a revisar unas cosas de su armario y algunos cajones, ambos con apenas unas cuantas cosas. Kagura solo lo miraba seria de reojo apoyada a una pared. Él sacó varias cosas y las fue medio acomodando en dos pilas, entre ellas un tatami que extendió en el piso. Acto seguido el ronin tomó una de las dos pilas para entregárselas a Kagura.

-Ten, no es gran cosa, pero te cubrirá mientras tu ropa se seca, puedes extenderla allá – señalándole un lugar en el patio – Pueden quedarse tú y tu perro a pasar la noche aquí...

-No pienso acostarme contigo pervertido – Kagura lo interrumpió de repente

- ¿De qué diablos hablas, estúpida China? En el cuartel no hay nadie y solo tengo este tatami que por supuesto no compartiría contigo, pero debe haber otros tatamis para que duermas. Utiliza la habitación que quieras- decía Sougo con una venita en la frente mientras se dirigía al segundo montículo que había hecho y dejaba el listón que amarraba su cabello en la mesa.

-Bien, ¿y donde se supone que me cambie de ropa?

-Aquí

-Idiota, tú estás aquí

Del enojo anterior, Sougo sonrió levemente. Desde que llegaron al Shinsengumi, incluso antes la China ya parecía estar volviendo a ser la de antes, bueno al menos tenía el ánimo de insultarlo o quizá comenzar una pelea entre ellos dos pronto y esa idea le agradó bastante. Después de todo en tiempos como ese, a veces su afición favorita no era tan satisfactoria como molestar a su rival favorita. Y por cómo se dirigían las cosas al parecer el samurái pronto podría disfrutar de ambas cosas.

Pudo haberle dicho algún comentario que iniciará la pelea, pero lo cierto es que el día con ella y la lluvia cargada de la tarde, había dejado un poco cansado al ex capitán de la primera división. Si las cosas seguían justo como ahora, él entonces buscaría un modo de molestarla mañana para volver aunque sea unos instantes a esos días de antaño, donde todos eran felices.

Ambos bandos Yorozuya y Shinsengumi peleaban siempre frente a frente pero también cuidando la espalda de cada grupo. El ronin esperaba que esos días regresarán lo más pronto posible. Recuperar ambos jefes era la misión más importante para comenzar a restaurar algunas cosas perdidas.

-Yo iré al baño a cambiarme, y como sabes el baño del cuartel es público, así que no tendrás privacidad, además tocaré la puerta de mi cuarto por si aún sigues aquí para saber si estás lista. Estate tranquila por favor. Puedes quedarte en la habitación que te plazca sin problemas. Incluso tu perro puede utilizar la habitación de Hijikata-san como sanitario.

Agua y FuegoWhere stories live. Discover now