Capítulo 1

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¿Cómo empezar? Siempre los comienzos son difíciles, quizás más que los finales, porque son el inicio de un todo, de una gran cadena de sucesos que te han llevado dónde estás, pero ni en las más locas fantasías me hubiese imaginado un tercio de lo que está pasando en mi vida, ni de lo que pasó, no digo que sea un cuento de hadas, pero es mi cuento, uno muy real.

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Ahí estaba otra vez en busca de un buen café aquella mañana, la carga de trabajo me tenía al borde del colapso, sí, estaba en una posición y lugar por el que había luchado tanto, dejando tantas cosas de mi vida por esto, pero eso no quitaba lo duro, nadie iba a devolverme las noches en vela por tener los proyectos listos, por tener las partituras a tiempo, nadie iba a devolverme ese pedacito de vida, pero había elegido este camino, sabía que competir con en esta industria sería demasiado duro.

—Un expresso doble, como siempre— Dije casi escupiendo mis palabras mientras acomodaba los anteojos de sol, a pesar de que era invierno tenía unas ojeras demasiado enormes para ser vistas y nulo tiempo para maquillarme. La chica de la caja solo sonrió y luego me dió el cambio— Unnie, debes descansar o terminarás con el corazón destrozado de tanta cafeína— La sonrisa que le devolví era torcida, si supiera que eso ya reventó hace tanto tiempo.

Me senté en la mesa más escondida para poder estar en paz, solo quería beber ese café e irme a la empresa a terminar los últimos detalles de la composición, a pesar de no saber siquiera si sería elegida para el álbum no me gustaba dejar las cosas a medias, pero la tranquilidad no duraría ni medio segundo en ese lugar, fue cosa de parpadear para que una orda de gente comenzará a correr por la calle como si del apocalipsis se tratase, por lo cual asomé mi cansado rostro a la ventana que se encontraba a mi lado derecho, siendo capaz de ver un grupo de chicas con carteles, una van y cámaras moviéndose por doquier, hasta la entrada del local.

—Mierda...—Fue lo único que salió de mi boca mientras apoyaba mi cabeza en la mesa, tapandome con los brazos, odiaba profundamente cuando mi desayuno era interrumpido por algún idol entrando en aquella cafetería, después de todo estaba a media cuadra de SM, y muchos pasaban por su café, incluyendome.

De un momento a otro todo se empezó a llenar y los gritos me partían la cabeza en dos, error mío creer que beber cerveza y trabajar hasta las 5 am eran buena combinación, por lo cual seguía cubierta como una tortuga hasta que aquella guerra acabase.

Todo estaba relativamente bien hasta que sentí como un líquido caliente fluía hacia mí y mis hojas.

—Pero qué.... ¿No ves lo que estás haciendo?—grité histérica sin siquiera mirar al culpable, sólo recogí mis partituras antes de que se dañasen, no podía perderlas, eran meses de trabajo—Oh Dios, no hoy no hoy—susurré negando con la cabeza— Fijate por donde vas— Le renegé al muchacho frente a mi sacandome los anteojos, pero fui recibida por variados gritos insultantes hacia mi persona, fijandome en quien lo había propinado, genial, era uno de mi empresa, para los que soy invisible más allá de mis composiciones.

—Oh, lo siento mucho, no me fije... ¿Te conozco?—Susurró el chico ladeando la cabeza a lo cuál no conteste, pero sí me conocía, me lo había topado algunas veces en la empresa, además de las veces que fui por Kibum, pero al parecer Lee Taemin poseía una pésima memoria visual, yo simplemente bufé y me salí del lugar como pude mientras sus fans seguían gritándome que era una descortés.

Aquella mañana hacía un frío que calaba los huesos. A pesar de estar tan cerca de mi destino, aceleré el paso, logrando mi recorrido diario en tiempo récord.

Como todos los días los ascensores se encontraban llenísimos, obligándome a esperar alguno donde mi cuerpo fuese capaz siquiera de entrar.

Cumplida aquella odisea bajé en el décimo segundo piso, dónde se encontraba mi pequeño estudio, abriendo con rapidez la puerta.

—Estúpido Kibum...—Musité al ver en mi escritorio un café y una notita rosa con corazones citando "El día ya llegó, eres la mejor" con su letra, realmente me conocía demasiado, y en aquel minuto necesitaba grandemente de su sabiduría maternal.

—¿Alguien necesita un abrazo?—Escuché cerca de mi oído por lo que gire, mirándolo a la cara, para acto seguido colgarme de su cuello— Oh corazón, tranquila, todo irá bien, recuerda cómo llegaste acá—Fueron sus palabras, seguidas de suaves caricias en mi cabello.

Agradecía tanto tener un amigo como él en aquel país donde tan sola me encontraba, fue el primer ser en brindarme ayuda y refugio, al punto de sentirlo como un hermano más, era extraño que me relacionara con los idols, pero con Kibum fue distinto, desde un comienzo me abrió su corazón y brazos para entrar ,comprendía lo que era estar solo sin tu familia, y que los amigos se transformaban en una.

Siempre que podía estaba junto a mí, aunque cuidando de que no nos vieran, la forma de relacionarnos podría pasar perfectamente como una pareja, un viejo matrimonio, por lo que la prensa podría malinterpretar por completo esto.

—Tuve un desayuno del asco por culpa de tu Taeminnie ah...—Comenté en su oído mientras acariciaba una de sus mejillas recibiendo una risita burlona de su parte, por lo cual golpee con suavidad su hombro—Ey, no me golpees, es gracioso, pero ¿Qué te hizo mi hermanito? Sí él es un buen chico...—Una felina expresión me miró ladeando su cabeza, por lo que negué cerrando mis ojos, siempre hacía ese tipo de cosas por las cuales no podía enojarme.

—Entró a MI cafetería, y volteó mi café sobre la mesa, donde estaban las partituras para hoy, gracias al cielo las saqué a tiempo...—Suspiré con pesadez mientras mi confidente seguía riendo a la par de que jugaba con mi poco cabello.

—Fue un accidente, regañona, te irá bien, Bumie lo garantiza—Sonrió con gran dulzura para luego plantarme un beso en la punta de la nariz—Te amo— Dijo pasando su dedo por donde había besado, por lo que asentí a sus palabras-- Sabes que yo igual—Volví a acomodarme en su hombro unos segundos para luego despedirlo a casa, no debía estar allí, no era su día de trabajo y yo necesitaba estar a solas en ese instante, pero siempre iba a agradecer su presencia casi omnipresente.

Tome el vaso de café y le di un sorbo, dulce y no tan caliente, sabía muy bien como me gustaba, desde la primera mañana que me dió un café jamás lo olvido, típico de Kibum, siempre detallista.

Nuestros amigos siempre se preguntaban porque no salíamos , a lo que  respondíamos  a la par con una risa fuerte y cómplice, la sola idea era un tanto graciosa, no me era posible verlo como un hombre ni él a mí como una mujer, éramos hermanos y almas gemelas, pero como pareja terminaríamos trenzados del cabello.

Me senté frente al piano, repasando cada detalle de la partitura, dándole los últimos toques, era un trabajo importante, por primera vez iba a presentar un set completo de composiciones para un disco, si lo elegían todo el disco de Girls Generation estaría hecho por mí, lo cual era un gran honor.

Seguí con mis correcciones hasta que dieron las 12 pm, en media hora más iba a reunirme con el productor en la sala de negocios a presentar mi propuesta, por lo que tomé mi portafolios y salí de la oficina a despejarme un poco.

Los pasillos de mi piso eran calmos, con apenas ruido, ya que todas las salas se encontraban con el sonido aislado para que los compositores pudiésemos trabajar a gusto, incluso una ducha al final del camino podías encontrar, más de una vez tenías la experiencia de no volver a casa esa noche, por lo cual tenías la opción de asearte un poco antes de seguir con tu trabajo.

Seguía con el café en mano pero ahora estaba frío, de todos modos le dí el último sorbo y lance el envase al basurero, dirigiéndome al ascensor, siempre que estaba nerviosa me gustaba ir a ver ensayar a los novatos, ver su esfuerzo y dedicación siendo tan jóvenes me daba fuerza y ánimos de seguir adelante.

Bajé en el tercer piso con la mente nublada, tan concentrada en las palabras que diría en la presentación que no me fije que mientras bajaba alguien trataba de subir, por lo que choque duro contra algo.

—Rayos, lo siento—Dije con una voz neutral, dando una pequeña reverencia para continuar por mi camino hasta que un suave tacto me detuvo —¡Sabía que te había visto!— Soltó animosamente a quien choque, Lee Taemin me estaba saliendo en la sopa el día de hoy.

1:04 A.M [Pausado y en edición]Where stories live. Discover now