Capitulo 2

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El hablar con Vladimir... Debo admitir que era lo que más me gustaba en mi día a día, el simple hecho de poder estar a su lado hacia que cada vello de mi cuerpo se levantara,  era demasiado bueno...
Una noche como cualquier otra... Ambos estábamos soñando algo juntos.
El cielo era gris el jardín de una bella iglesia estaba teñido por un rojo carmesí, se trataba de bellos pétalos de rosa, era simplemente hermoso, a lo lejos alcance a ver a un joven vestido de traje, se veía muy elegante, no había nadie al rededor, creo que yo llevaba un vestido de novia, al acercarme a dicho joven, se trataba de Vladimir el cual al voltear se veía un tanto sorprendido.
–Ikaros ¿realmente estás aquí?–unas cuantas lágrimas corrían por sus mejillas.
Yo... No pude evitarlo y lo abrace lo más que pude, después volteé a verlo a la cara, era mucho más lindo en persona.
–lo que importa es que estamos juntos mi amado zorro–lo decía mientras lo abrazaba.
–loba, jamás pensé encontrarte–me abrazaba aún más fuerte.
Después de unos minutos, surgió una gran duda.
–Vlad ¿donde estamos?
–buena pregunta Ikaros, este lugar es lindo, exploremos un poco–me tomo de la mano y empezamos a caminar.
Entre la caminata y el terreno nos dimos cuenta que la iglesia era parte de la religión católica, encontramos un laberinto en tan bello lugar, nos dio un poco de curiosidad adentrarnos, pero ambos no sabíamos lo que nos esperaba en ese laberinto...
Poco tiempo pasó para que cada uno se perdiera en el, de un momento a otro le preste atención al entorno, había rosas en cada pared del laberinto.
—¡Vlad!— grite con todas mis fuerzas para que me pudiera escuchar.
—¡Ikaros!—pude escuchar desde algunas paredes hacia mi derecha.
—¡ya voy Vlad!
A cada vuelta que daba, por alguna extraña razón, me sentía como si me estuvieran siguiendo, llego un punto donde todo se torno con mucha neblina, apenas podía ver las paredes, repentinamente... Escuché unos pasos.
—¿Vlad?, ¿eres tú?—dije un poco asustada, lamentablemente no hubo respuesta...
No dude en correr hasta que de frente me tope a mi caballero.
—¡Vlad!—me lance directo a sus brazos.
—Ikaros, ¿que pasó?, en fin, debemos encontrar la salida—se veía muy seguro al hablar.
Duramos algunos minutos caminando, ese curioso laberinto nos dirigió hasta una fuente donde decidimos descansar un poco, la neblina ya se había ido, y entre tantas rosas rojas, logré ver una que era distinta a las demás, era una rosa blanca, estaba tirada en uno de los pasillos.
—Vlad, creo que la salida es por ahí—dije mientras señalaba la rosa.
—creo que no tenemos que perder, vamos—me tomo de la mano y empezamos a caminar, tardamos un par de horas en salir pero a final de cuentas lo logramos, estábamos afuera de la iglesia nuevamente, al entrar en ella Vlad y yo hicimos nuestros votos... En eso despertamos de aquel bello sueño

Entre Distancias... Un Amor Único Donde viven las historias. Descúbrelo ahora