capitulo 3

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Unos finos rayos de sol acariciaban la delgada silueta de Vladimir, con tan tenue luz reflejaba su piel blanca, al abrir sus ojos se dio cuenta de que estaba acompañado...
–espera ¿qué?–se decía a sí mismo mientras observaba el bulto tapado que lo acompañaba.
De un momento a otro este bulto parecía tomar vida, Vladimir solo se limito a observar para ver de quien se trataba, unos momentos después toma la sabana y la levanta, un gran danés se encontraba acostado plácidamente.
–Dante me asustas– dice Vlad con una sonrisa maléfica.
En eso tocan la puerta era la joven maid de Vlad, vestía un uniforme azul celeste.
–señor, su desayuno está listo.
–muchas gracias Judith, en un momento bajo–el joven Vladimir.
Mientras tanto al otro lado del globo se encontraba Ikaros dormida cómodamente en un sillón, hasta que llega su mayordomo
–señorita Ikaros, se hará tarde para su vuelo.
–¿qué hora es?–dice la joven aun un poco dormida.
–son las 10:00 AM señorita
–¡llegare tarde!
Pronto el mayordomo se lleva a Ikaros al aeropuerto, iba hacia México para una reunión de vital importancia para idaulicos Lafer.
Volviendo con Vladimir...
–Vlad, hijo, necesito que vayas a México, ya he comprado los boletos, iras en 3 horas más, el motivo es ir  a calmar a los trabajadores por la crisis, por favor ve y despide al delegado–decía seriamente una hermosa mujer que estaba sentada a un lado de Vlad su nombre era Elena Mondragón.
–si madre, no te preocupes, haré mi mejor esfuerzo.
Y mientras Ikaros tomaba el avión, empezaron a comunicarse por el celular.
–Vlad, amor tengo que salir de viaje
–Ikaros, yo también tengo que salir, hay un problema con el petróleo
–ya veo amor, mucha suerte, cuídate mucho
–¿y a donde vas lobita?
En eso lamentablemente se corta la línea del teléfono.
Ikaros llegó a México 4 horas antes que Vladimir, ya una vez instalada en el hotel, decide dar una vuelta por el lugar.
–señorita Ikaros, no vaya muy lejos recuerde que la junta es dentro de 2 días–dice el mayordomo muy tranquilo
–no te preocupes Richard, estaré bien me se cuidar sola–dice la joven sonriendo.
Y vagando un rato por el centro, decide ir al aeropuerto para ver salidas a Rusia donde era perteneciente el joven Vladimir, a lo lejos un joven de tes blanca y ojos oscuros miraba de reojo a la joven de cabello corto y rubio.
–¿Ikaros?– decía para si mismo el joven Vladimir mientras miraba a Ikaros la cual llevaba un pantalón  de mezclilla entallado, unas zapatillas deportivas y una blusa de manga larga en color negro que hacía resaltar su piel blanca.
–debo ir con ella– pensó Vlad mientras daba pasos pequeños que después se volvieron pasos grandes y rápidos.
Ikaros estaba pensando muy seriamente en la inmortalidad del cangrejo mientras veía los precios, hasta que por fin reacciono y decidió seguir su camino sin voltear hacia atrás.
Cuando por fin logra detener a la chica, Vladimir le da la vuelta para verla.
–¿Ikaros?–dice mientras la voltea

Entre Distancias... Un Amor Único Donde viven las historias. Descúbrelo ahora