Hacía calor para ser una noche de marzo, por aquel entonces yo tenía un empleo en una gasolinera 24H a las afueras del pueblo por la que apenas pasaba gente, solo algunos adolescentes los viernes para comprar hielo para el botellón.
Tenía...19 años cuando trabajaba allí y estudiaba filología en la universidad de la capital, por las mañanas asistía a clase, por las tardes dormía para estar despierta por las noches que era cuando estudiaba para sacar la carrera.
Pero aquella noche de jueves alrededor de las tres de la madrugada entro una persona a la tienda de la gasolinera, no había escuchado ningún coche así que supuse que sería algún chaval a por algo de comer.
Cuando cruzó el pasillo que impedía que le viese, y cuando le vislumbre la cara con La Luz de los tenues flexos, se me descolocó la cara en un gesto de horror.
La figura de un hombre de mediana edad apareció frente a mí, pero tenía los ojos descoloridos como si los hubiesen metido en lejía, iba chorreando sangre a su paso por todas partes según se iba acercando al mostrador iba emitiendo horribles gritos y yo intentaba gritar también pero se me ahogaban las palabras en la boca. El hombre tenia un cuchillo clavado en el estomago, lo sujetaba con una mano mientras echaba la otra hacia adelante como pidiendo ayuda. Cogí el teléfono y llamé corriendo a una ambulancia y me salte el mostrador para ayudar al señor. Intente sacar el cuchillo pero no podía, algo lo agarraba desde dentro intente tranquilizar al hombre pero no paraba de gritar. Lo único que conseguí fue que pasara a emitir sonidos casi inaudibles.
Cuando escuché la sirena de la ambulancia salí a la puerta a indicarles donde estaba el hombre, pero cuando entraron ya no había rastro de la sangre, ni del hombre, ni de nada.
Los enfermeros me llevaron a mí al hospital, me hicieron pruebas y determinaron que había sido un cuadro de ansiedad; aunque yo sé de sobra que esa mierda era real.
***
Habían pasado ya dos meses del supuesto cuadro de ansiedad.
Mis amigos, por suerte, no habían renegado de mi, tampoco mi novio. Que había decidido que era buena idea apoyarme y estar todo el día encima mía.
Era sábado por la noche y yo iba a salir con Zeke para ir a cenar a casa de sus padres, iba subiendo las escaleras de casa para coger mi móvil que estaba en la encimera de mi baño.
Abrí la puerta y vi a una persona recostada en la bañera, era una niña que rondaba los 15 años, tenía un vestido azul empapado de agua y de sangre, el pelo rojo también lo tenía empapado, ella gritaba y gritaba de dolor y yo gritaba del miedo; me acerqué a ella cuando me vino a la cabeza la imagen del señor apuñalado en la gasolinera; esto no tenía sentido, pero se veía tan real, podía tocarla.
Cuando estaba a punto de volver a gritar mi madre abrió la puerta del baño y me vio agachada al lado de la bañera.
-¡Mama! ¡Mama! Socorro por favor ayúdala por favor.
- Hanae, ¿que te pasa?
-Tienes que ayudarla mamá por favor
-Deja de llorar, Hanae, ahí no hay nada.
-¡¿como que no!? ¿No la ves?
-Vámonos cariño, ahí no hay nada de verdad.
Acabamos en el hospital, con otro cuadro de ansiedad, mi madre había bajado a por algo de comer y Zeke estaba conmigo en la habitación del hospital.
-¿Que te pasa?
-Zeke, te lo juro por lo que quieras que eso era real.
-Hanae, no hay nada no entiendo baño ni en la gasolinera.
-Cariño, tienes que creerme, por favor
-Hanae, me quedo el tiempo que haga falta pero, si el médico ha dicho que tienes un cuadro de ansiedad...
-Zeke, necesito que hagas una cosa por mí.
-Dime
-Coge mi móvil, marca el número q hay apuntado en la funda y dámelo.
Zeke hizo lo que le indiqué, al tercer tono me contesto una voz dulce y aflautada.
-Hanae, esperaba tu llamada.
-Kira, ha vuelto a pasar.
-Tengo que verte
Y colgó
-Quién era esa Hanae?
-Una Médium
***