Hoy con veinticinco años, ya no quedaba rastro de aquel joven bueno y preocupado por sus semejantes. Harry Potter se había convertido en hombre. ¡Y que Hombre! Alto, con un cuerpo bien trabajado, producto de los excesivos entrenamientos físicos que su profesión requería, se pasaba en sus ratos libres conquistando a cuanta fémina pasara porsu lado. Pero no quería compromisos legales, y mucho menos había pasado por su cabeza formar una familia. Todo su mundo giraba alrededor de su carrera, si, porque Harry Potter era un auror, y excelente por cierto. En esos momentos disfrutaba de la compañía de Cho Chang, su primera novia, si a darle un beso fugaz y hablar de cualquier estupidez para terminar enojados un día de San Valentín, podría llamársele noviazgo. "Todo un récord", pensaba Harry y reía. Pero ahora era distinto. Tenían una relación, algo estable, habían decidido vivir juntos, pero era como si no se conocieran. Los dos estaban más abocados a sus trabajos. Ella se la pasaba estudiando y creando otras posibilidades para su desenvolvimiento profesional: era una ejecutiva júnior del negocio de la publicidad. ¿Pero Harry había pensado en hijos? No. Ni él, ni Cho.
" Los hijos molestarían, Harry ", decía la morena a lo que Harry asentía efusivamente. No tenía apuro de tenerlos, es más, si no los tuviera, mejor….Y que había sido de sus amigos y de su familia? Los Weasley seguían viviendo en la madriguera… al menos Molly y su esposo Arthur. Ron era el guardián de los Chuddley Cannons, equipo de Quiddich y se había casado con Hermione, con la cual tenía tres niños. Como no podía ser de otra manera, los tres pelirrojos, para desgracia de Hermione. Los gemelos, una vez consolidado el negocio de bromas, se habían abocado a la loca idea de recorrer el mundo para encontrar nuevos elementos para sus objetos de magia. Charly en Rumania, y Bill, con la parte de la cara que le quedaba y casado con la hermosísima Fleur, se fueron a Egipto para seguir con su trabajo. Percy, bueno ni siquiera nos detendremos a hablar de ese traidor. La ultima de la familia, Ginny Weasley era el problema. Se había recibido de auror con honores, hacía poco tiempo, pero no había cupos en la fuerza. Deprimida, se instaló en la madriguera para que nadie la molestara. Ya no salía de su casa y andaba todo el tiempo vestida de pijama. El desempleo no le sentaba bien…
¿Deberíamos ocuparnos de la familia de sangre? Porqué no? Los Dursley lo habían marcado y demasiado. Tanto así, y no era porque Harry los extrañara. Lo habían marcado para mal, y se había jurado jamás ser como ellos. De sus tíos Vernon y Petunia, sólo sabía que los había matado una pareja de mortífagos, cuando no encontrando a Harry en la casa lanzaron toda su furia hacia ellos. De alguna manera hubo justicia, pensó Harry cuando estaba en el entierro. Pero luego se arrepintió. Porque aunque esos seres le habían hecho pasar la peor de las infancias, ese no era el momento para reproches. Su primo Dudley vaya saber por qué, desde la muerte de sus padres, tuvo un cambio radical. Adelgazó en meses lo que su madre no pudo lograr en años, y aunque todavía estaba algo excedido de peso, había logrado dejar de ser una asquerosa ballena para convertirse en una honrosa gran foca. Había pedido perdón a Harry por el trato que le propinara cuando niños, Harry lo aceptó pero nunca se relacionó con él. Sólo recibía esporádicas cartas. Y en unas de esas cartas, Dudley le había contado, y esto a Harry no había poder de Dios que se lo haga entender, que había conocido a una estupenda joven, y que se había casado. Con la carta venía una foto, y esto es lo que lo sorprendió aun más. La foto se movía, ¡era mágica! En ella se veía a su primo abrazando y besando a una joven, pelirroja, no muy delgada pero si bonita y de ojos marrones. Al dar vuelta la foto se leía " Si, es Bruja… ¡para no creer !". Era cierto, Harry no lo podía creer, mas sabiendo lo que Dudley pensaba de las personas mágicas. Y sin querer recordó la palabra" fenómeno " que su tío le decía.Si, Harry tenía la vida resuelta. Tenía una novia, a la que engañaba cuando podía, y una extraordinaria carrera. Sonreía cada vez que recordaba las veces que mentía a Cho con sus " misiones " que en realidad eran ardides para terminar en la cama de la mujer de turno. Era así, brutal, superficial y carente de toda consideración con el sexo opuesto. La vida así, para Harry era realmente bella.
Y si para Harry la vida era de color de rosa, Para Ginevra Molly Weasley era un completo fracaso. Con 24 años, se había convertido en un ente. La razón, su desempleo. Con lágrimas en los ojos recordaba el momento en que se decidía por ser auror. La razón, él. Siempre era él, y el muy cretino ni se enteraba. Con el paso de los años llegóa apaciguar esa loca pasión que tenía hacia el joven de los ojos verdes, y concentró todo su potencial en su carrera. ¿Y todo para qué? Para terminar fracasada, viviendo con sus padres y sin trabajo. El llanto aquí se hacia más denso, y mas cuando sus amigas la visitaban, con sus exitosas carreras o con invitaciones para sus bodas. ¿Y ella qué tenía? Ni siquiera se había propuesto tener una familia, todo por tener una carrera que la frustraba. Los novios de la adolescencia los había cambiado por libros. Era tanto el afán de ser un auror extraordinario, que todos se burlaban de ella llamándola " el clon de Hermione ". Pero lo logró. Se había convertido en la joven más prometedora de su clase, y graduado con honores. " Como si eso me sirviera de algo " mascullaba recostada en su cama. Los títulos y sus horas de esfuerzo y sacrificio, se vieron truncadas cuando el jefe de aurores, y el mismo ministro le habían mandado una carta donde de manera muy elegante le decían que no tenía oportunidad en ese cuartel… "¡Malditos desgraciados!" repetía una y otra vez. Su padre se había ofrecido para interceder, pero ella se había negado. Era demasiado orgullosa.Harry se dirigía a su hermosa casa ubicada en el Londres muggle. Había inventado una misión de sorpresa, y pasado la tarde con una espectacular rubia que conociera ese mismo día en una cafetería muggle. El camino de regreso a su casa lo había ocupado tratando de inventar una buena historia, que Cho pudiera aceptar sin problemas. A veces se preguntaba por qué lo hacía. Tener alguien en su casa pero a la vez desear estar con cuanta mujer pudiera. ¿Sería su revancha? ¿Porqué tenía a Cho? " Porque odias estar solo " Le repetía una voz en su conciencia. Así llegó a la puerta. Se desacomodó el cabello, y abrió la puerta. " Diablos! Tanto pensar en una excusa y ella no está "
Dejó las llaves en una mesita en la entrada y fue a la cocina. Busco una cerveza de mantequilla en la heladera, y fue hacia el cartel de mensajes. Allí había una nota de su novia: "Reunión de emergencia en la agencia, volveré tarde" Ni un te quiero, ni te extrañaré, pensó Harry, y luego sonrió. ¿Serían esas reuniones como sus misiones de emergencia? Fue a la sala y vió su contestador telefónico. Tenía al menos cuatro mensajes. Decidió escucharlos. El primero era de Hermione: "Cuando te aparecerás por la casa…?" se escuchaba la estridente voz de su amigay de fondo un griterío descomunal de niños. "Ron está de gira con el equipo y estoy sola…" Y la voz era como un pedido de auxilio. "¡Ven a cenar! ¡Quiero tener una conversación con un adulto!" Harry lanzó una carcajada. Hermione había tenido que dejar todas sus ambiciosas metas, de trabajar en el ministerio, cuando cometió el error de quedarse embarazada apenas terminó la escuela. Y ahora con tres niños, no podía hacerlo. Se había convertido en una ama de casa. Cosa que odiaba. Ron, que había comenzado el curso de auror con él, y teniendo la necesidad de conseguir dinero para mantener a su familia, había ido a probar suerte a los Chuddley Cannons, y para regocijo del pelirrojo, lo habían contratado. La sorpresa fue que al final de la temporada, su equipo había roto la mala racha de siglos sin conseguir un campeonato, y Ron había sido elegido el novato del año.
La segunda llamada, era de su jefe, que le pedía encarecidamente que hiciera un reporte.
Harry chasqueó la lengua y se fijó en el tercero. Era Cho, que le avisaba que había conseguido una gran cuenta publicitaria, y que habían ido a festejar. Que no la esperara despierto. " Como sifuera a hacerlo " masculló. Apretó el botón de siguiente y estallamada lo impactó.
" Buenas tardes, señor Potter, mi nombre es Francis Brown, usted no me conoce, pero soy el abogado de su primo, el señor Dudley Dursley. Lamento ser yo quien le de esta noticia, pero, su primo y su esposa han sufrido un terrible accidente automovilístico, en Francia… ellos han muerto. Me gustaría hablar con usted. Lo llamaré por la tarde, porfavor espere mi llamada. " Harry dejó el aparato y tomó un sorbo de cerveza, sentándose en un sillón. Dudley muerto. Y tan feliz que parecía. " bueno al menos supo lo que era ser feliz" "Y porque ese señor querrá hablar conmigo?" Antes de que pudiera contestar, el teléfono sonó, y el contesto rápidamente.
- Hola? – preguntó. Del otro lado del teléfono la voz un tanto chillona de un hombre contestó.
- Buenas tardes el señor Potter, Harry Potter por favor…
- Soy yo – contestó.
- Ah, qué bueno que puedo encontrarlo señor Potter…
- Quién habla?
- Soy Francis Brown, le dejé un mensaje…
- Si, acabo de escucharlo, pero déjeme decirle que aunque era mi primo, no nos frecuentábamos mucho, por lo que no sé que querrá usted conmigo.
- Su primo lo ha dejado como responsable de sus asuntos señor Potter, así como heredero de la casa de sus padres – A Harry se le dió vuelta el estómago. La casa de Privet Drive… era suya?
- No puedo creerlo! – dijo fastidiado – yo no quiero esa maldita casa… puede darla en donación, es…
- No sólo es la casa señor Potter…
- ¿Qué, dejó algo más?
- Mire, yo le hablo desde Francia… – No hubo respuesta – Y he venido a finiquitar el traslado de los cuerpos para darle sepultura en Inglaterra. Me gustaría que me recibiera en el aeropuerto, así le doy en sus propias manos lo que el señor Dursley le dejó…
- Ya le dije…
- Sólo es una reunión, señor Potter. Y le entregaré el mayor tesoro de su primo.
- Está bien, ¿cuándo y dónde?
- Estaré llegando a Londres mañana, aproximadamente a las 16 hs. Le pediría encarecidamenteque me esperara en arribos.
- Está bien, allí lo veré, ¿cómo voy a conocerlo?
- Oh, no se preocupe, yo lo conoceré. – rió – Su cicatriz me será de mucha ayuda…
- Si claro – dijo parco.
- Bueno señor Potter, fue un honor hablar con usted, y nos veremos mañana, a la hora convenida…
- Adiós señor Brown, hasta mañana…
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¿Quién llamó a la cigüeña?
Novela JuvenilHan pasado más de 8 años desde su salida de Hogwarts, el colegio de magia y hechicería más famoso de toda Europa. Y no era famoso porque los planes de estudios fueran altamente superiores, o el nivel del colegio fuera excelente, cosa que, en parte...