Capitulo 1

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Todo estaba mal. Teníamos que tocar Las Mañanitas a las mamás por su gran día. Me dio pánico escénico y no participé. Me sentí terrible. Además, mi mejor amigo en aquel tiempo estaba coqueteando con una muchacha. Él no sabía que lo que yo sentía en realidad por él era amor, o bueno, eso pensaba. Total, el caso es que todo en ese día había salido mal, hasta me fui a un rincón a llorar desconsoladamente de los celos y la vergüenza que sentía en aquel momento. Hasta que llegó esa voz dulce, que me alegra todo el día y que pase lo que pase se que nunca jamás va a fallarme: mi madre. Se sentó a mi lado y desconcertada me preguntó:

-Hija, por qué lloras?!

Yo, avergonzada y dolida le contesté:

-Perdón por decepcionarte, no pude cantarte Las Mañanitas en tu día...

-Eso es lo de menos, lo importante es que estamos juntas y créeme que ese es mi mayor regalo.

Después de eso nos abrazamos, pero yo no podía parar de llorar, y mi madre lo notó, así que me preguntó:

-Hija, yo sé que tienes algo más, te conozco. ¿Que tienes?

Me impresiona ese sexto sentido que tienen las madres. Saben lo que te pasa en cualquier momento. Si estás mintiendo, lo saben; si estás ocultándoles algo, lo saben; si estás pasando por algo complicado, lo saben. Aveces pienso que tienen un chip integrado en su cerebro que vibra cada vez que detectan que algo pasa. El caso es que yo le respondí:

-Madre, mira atrás de ti...es él, y está con otra...

Mi madre no me dejaba tener novio, ni aún me deja. Yo no sabía por qué, pero ahora entiendo que solo quería protegerme. Ella sabía lo que sentía por mi mejor amigo y trataba de apoyarme, pero por nada del mundo me iba a permitir entablar una relación de pareja con él. Por eso me dijo:

-Que no te importe lo que haga, él solo es tu amigo y sabes que así será siempre. No sufras.

Luego de eso logró tranquilizarme, así que me levanté, tomé mi violin y subí las escaleras de la escuela para llegar al salón donde estaban todos mis compañeros músicos. Ahí estaba mi amiga, o si se puede decir, mi mejor amiga. Estamos juntas desde hace casi 8 años. La quiero como si fuera la hermana que nunca tuve, ya que soy hija única. Ella me conocía a la perfección. Conocía todos mis gustos, mis problemas, mis pasiones y mis decepciones. Es la mejor. Aunque aveces tiene su carácter y nos peleamos, pero siempre sabemos cómo resolver nuestros problemas. En fin, mi mejor amiga y yo observábamos desde lo alto a todas las madres que estaban reunidas en aquel día, que por cierto estaba muy fresco. Mi amiga empezó a temblar y me dijo:

-Tengo frío.
-Pues claro, no trajiste suéter- le dije.

En eso uno de los alumnos del grupo de música se acercó a ella y le dijo:

-Si tienes mucho frío te presto mi chaqueta.

Mi amiga aceptó. Pude observar su rostro poniéndose cada vez más de un tono rojizo. Esa es una de sus cualidades. Cuando algo le emociona se pone rojita. Yo solo le eché una mirada pícara haciéndole entender que ese muchacho fue muy caballeroso y gentil con ella. Yo solo lo miré de reojo, la verdad no le di importancia a su persona.

Que raro...y pensar que él mismo se iba a convertir en la persona más importante de mi vida...

Ya te olvidéWhere stories live. Discover now