El dolor fue insoportable para nuestro joven palido, cuando aquellos ojos captaron a un deslumbrante JungKook en brazos del afamado mariscal de campo, su interior se encendió en llamas ardientes y sofocantes en cuanto vio esa sonrisa que había esperado ver desde que lo dejo, pero diablos, el motivo de aquella no era el. Y sabia que el era culpable de aquello. Durante esa noche y las siguientes el alcohol fue su principal compañero y juez. Bebía hasta no poder pararse y amanecía en recónditos lugares, sin siquiera recordar el nombre de su acompañante, ya que no le era importante. Los clubes eran la mejor escapatoria para que sus pensamientos no lo invadieran, pero de una forma u otra siempre terminaba volviendo a su punto sin retorno. Se sentía de tantas formas, su madre jamas se preocupo por sus acciones, pues creia en YoonGi ciegamente, este siempre habia sido un chico bueno y responsable. Pero fue en cuando recibió una llamada desde el instituto, que se dio cuenta de las repetidas inasistencias de su joven niño y que este corría riesgo de perder el año y lo que la asustaba aun mas, la beca deportiva por la que tanto había planeado. Por que si, muy en el fondo la madre veía a su hijo solo como un fondo monetario. Pues ella creía que YoonGi le debía eso. Que era su deber retribuirle todo aquello que gasto en el. Y sin mas vacilante busco a su hijo. Dándole el peor sermón de toda su vida y así logro que su hijo volviera de la peor manera al instituto. Logrando no solo su cometido si no tambien el hecho de torturar a su hijo, talvez sin saberlo. Condenarlo a lo que el mas temia, ver a su amor con su mejor amigo. Tan felices como aquellas parejas de la revistas, tan asquerosamente felices y sin el. ASCO eso era lo que sentía ASCO. De su vida, de si mismo y de su madre. Pero nunca podria sentir ASCO por Jungkook y eso era ante sus ojos. Su mas grande terror.
"Si te alejas me sentíria feliz. Pero solo por ti" Zero.
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