Capítulo 5-El pequeño regalo

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Todo en las semanas siguientes había sido como un sueño, como una película. A Rose James cada día le gustaba más, sentía la dulzura que le mostraba y todo los gestos de cariño. Rose nunca se imaginó que algún día viviría una historia como aquella.

Era sábado y la luz del sol comenzó a entrar a través de las ventanas de la habitación de James. Este se levantó, se dio una ducha y se preparó. Salió de casa con sus auriculares escuchando la canción Ho hey que tanto le gustaba, le recordaba tanto a Rose... él nunca se hubiera imaginado que tviera una novia como ella. 

Llegó hasta su pastelería favorita, se quitó los cascos y entró. Dentro pudo observar las grandes delicias que se mostraban. Cuando llegó su turno pidió dos deliciosos cruasanes con mucha azúcar glass por encima, pagó y siguió su camino hasta la casa de Rose.

La chica cojió una cazadora primaveral que se puso por encima de su blusa blanca. Al abrir la puerta le dio un gran abrazo a su chico y deseguido un beso.

-¿Qué llevas ahí?-preguntó la joven señalando la bolsa que llevaba James.

-Nuestro desayuno-le respondió cojiéndola de la mano.-Iremos hasta un sitio que ya te he ensaño y pasaremos allí todo el día.

-Me parece una buena idea mi querido Romeo-dijo Rose con una gran sonrisa.

Fueron en coche hasta la montaña que habían visitado en su segundo día juntos.

-Esto está precioso...

-Siempre-dijo James riendo.

Prepararon la manta y el chico empezó a sacar todo el desayuno: los cruasanes, zumo, tostadas...

Pasaron todo el día juntos. Hasta decidieron bajar hasta la playa y se dieron un baño. Cada momento se conocían más y cada momento se querían más el uno al otro. Al ponerse el sol volvieron a subir la montaña, una vez allí los dos se sentaron para contemplar la bonita puesta de sol.

-Bueno Rose-dijo James para captar la atención de la chica.-Ya llevamos un mes juntos, un mes en el que me he dado cuenta de lo que es realmente el amor, de lo que es querer tanto a alguien de no ser capaz de irte a dormir sin antes saber sie sa persona está bien o no, de no poder parar de pensar....-a Rose se le estaba poniendo un pequeño brillo en sus ojos almendra.-Que te quiero muchísimo Rose y quiero que esta historia la recuerdes para siempre-fue en ese momento cuando James le tendió a su novia un pequeño libro.-No fue del todo fácil enamorarte pero sin duda lo he conseguido en cuatro días. Rose, enamorarme de ti ha sido como tirarse a la piscina, desde el momento en el que estás en el aire sabes que no hay vuelta atrás.

Rose cojió el pequeño libro que abrió con entusiasmo. En la primera página estaba escrita la frase que el chico acababa de decir: 'Enamorarme de ti ha sido como tirarse a la piscina, desde el momento en el que estás en el aire sabes que no hay vuelta atrás.' Pasó la página y estaba manchada del café, el mismo café del día en el que se conocieron. En la siguiente había pegada una concha de la playa del segundo día. En la tercera, una bonita margarita del campo cerca del río. Y en la cuarta y última página una pequeña foto de ellos dos en la playa tumbados con una pequeña frase debajo: 'Porque muchas cosas cambian, pero mi amor hacia ti nunca lo hará.'

-Sé que no es el mejor regalo del mundo pero...

-Me encanta-le cortó Rose. Le dio un fuerte abrazo, sintiendo sin dudad, que James era genial

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